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 miércoles, 05 de enero de 2005  
Dolores de panza bajo control
La manometría permite medir el funcionamiento del intestino en los casos de estreñimineto importante

María Laura Favarel / La Capital

La constipación es una de las afecciones más frecuentes del aparato digestivo en la infancia. El 1% de los niños de Rosario la padece en forma grave y requiere a veces hasta una cirugía. Para ello es preciso determinar con exactitud la causa que la genera y cuál es la porción del intestino que no funciona correctamente. El médico rosarino Gabriel Solzi es el único gastroenterólogo de Sudamérica que realiza la "manometría" para medir el funcionamiento del intestino en los niños. "El estudio mide las presiones que genera el aparato digestivo mientras funciona", explicó Solzi a La Capital. Por tratarse de un pionero en el tema, Solzi recibió el premio a la innovación médica otorgado por la Cámara Junior.

La digestión abarca la mezcla de los alimentos, su paso a través del tracto digestivo y la descomposición química de las moléculas grandes en algunas más pequeñas. Comienza cuando ingresa un alimento a la boca y culmina en el intestino delgado. Los órganos del aparato digestivo poseen músculos que permiten que sus paredes se muevan en forma de contracción y relajación. Estas ondas alternadas empujan la comida y los líquidos a través de cada órgano.

La comida recién ingerida pasa al siguiente órgano que es el esófago, que conecta la garganta con el estómago. En la unión del esófago y el estómago existe una válvula en forma de anillo que cierra el paso entre los dos órganos. A medida que los alimentos se acercan al anillo cerrado, los músculos que lo rodean se relajan y permiten el paso. Los alimentos entran entonces al estómago, que debe almacenar la comida y los líquidos ingeridos, mezclarlos con los jugos digestivos y vaciar el contenido lentamente en el intestino delgado. A medida que los alimentos se digieren en el intestino delgado y se disuelven en los jugos del páncreas, el hígado y el intestino, el contenido intestinal se va mezclando y avanzando para facilitar la digestión adicional. Finalmente, los nutrientes digeridos se absorben a través de las paredes intestinales. Los productos de desecho de este proceso comprenden partes no digeridas de los alimentos, conocidas como fibra, y células viejas que se han desprendido de la mucosa. Estos materiales son impulsados hacia el colon, en el cual permanecen generalmente durante uno o dos días, hasta cuando se expulsa la materia fecal durante la deposición.

Cuando este proceso sufre alguna alteración aparecen los vómitos, dolores abdominales o estreñimiento. Puede suceder entonces que algún órgano se vea afectado. En ocasiones también ocurre que los órganos están en perfectas condiciones anatómicas pero lo que falla es el funcionamiento. En estos casos los médicos deciden "cortar" la parte que no funciona, pero previamente conviene saber "cuál es la porción del intestino que es necesario extraer", afirma Solzi. Es en estos casos donde la manometría resulta de suma utilidad para el cirujano.


Resultados exitosos
Uno de cada 5.000 nacidos vivos padece la enfermedad de Hirschsprung, patología que provoca un grave estreñimiento y que se resuelve únicamente con cirugía. "Está comprobado que el 40% de esos pacientes , luego de la cirugía, tendrán nuevamente el problema", dijo el especialista. La manometría evitaría una nueva intervención.

Para evaluar la efectividad de esta técnica diagnóstica Solzi, junto a un grupo de especialistas, estudió la evolución de 30 niños afectados de estreñimiento y encontraron que del total 18 padecían la enfermedad de Hirschsprung. Todos tenían más de dos cirugías hechas, cuando en realidad con una deberían estar bien. A partir de la aplicación de la manometría, de estos 18 chicos con cirugías previas, sólo uno necesitó otra nueva intervención. "Esto demuestra las ventajas del diagnóstico previo", acotó el médico.


Largo pero indoloro
La manometría se utiliza también en adultos con pseudo obstrucción, distensión abdominal y vómitos. En estos casos el estudio también se efectúa en el intestino delgado, en el estómago y en el intestino grueso. En el primero Solzi aclaró que "algunas secciones son fundamentales y no pueden extraerse". Por este motivo, en Estados Unidos se efectúan trasplantes de intestino delgado.

La manometría lleva por lo menos cinco horas. El médico se instala junto al paciente con el equipo manométrico para ir midiendo la actividad digestiva.

Primero se hace una endoscopía para colocar un hilo guía y un catéter que se saca por el ano. Este hilo se conecta a una bomba de infusión. Para la colocación se utiliza anestesia general. Luego y durante seis horas, el niño permanecerá internado y se le observará el trabajo digestivo. Mientras tanto podrá comer, mirar televisión o jugar a las cartas. En ningún momento sentirá dolor.

El médico aclaró que la manometría colónica sólo es necesaria en casos de constipaciones complejas, ya que el estreñimiento común se soluciona con la ingesta de fibras o laxante, o bien mejorando el hábito evacuatorio.


Cuestión de hábitos
La evacuación de los deshechos de los alimentos ingeridos es una práctica fundamental para la buena salud.

Si bien la alimentación influye, Solzi subrayó la importancia de "crear el hábito" evacuatorio, que a veces queda relegado por la falta de tiempo, cuando en realidad debería ser una actividad diaria.

En los lactantes suele ser frecuente que sufran una constipación porque alguna vez al defecar se lastimaron y esto hace que por temor al dolor retengan la materia fecal. Lo mismo les sucede a los niños que abandonan los pañales.

No es extraño tampoco que aparezca una constipación cuando los pequeños comienzan la escolaridad. El cambio de vida, de horarios, de ambientes y de costumbres a veces provocan la pérdida del hábito.

Más allá de añadir a la alimentación fibras o laxantes, Solzi recomendó a los adultos tomarse un tiempo y mantener el hábito.
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El 1% de los niños de Rosario padece constipación en forma grave.

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