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 domingo, 02 de enero de 2005  
La cura del mal de Parkinson y el Alzheimer en manos de un venadense
Si logra obtener células madre que no lleguen a ser embrión, habrá encontrado respuesta a muchas dolencias

Carlos Walter Barbarich / La Capital

Venado Tuerto.- El científico venadense, José Cibelli, especialista en clonación de embriones con fines terapéuticos y reconocido a nivel mundial como el primero en clonar un embrión humano, admitió que con el avance de las investigaciones que lleva adelante, algunas enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson podrían desaparecer. Esta condición se daría si logra obtener células madre que no lleguen a ser embrión. "De esta forma desaparecería la polémica y se obtendría la cura definitiva de muchas dolencias del hombre".

En ese sentido, se mostró cauteloso al referirse al tratamiento de otras enfermedades. "Hay que ubicarse en perspectiva porque desde el campo científico, mientras se avanza en la lucha contra enfermedades incurables, hay millones de chicos en el mundo que mueren de hambre o de enfermedades de fácil curación como la malaria en algunos lugares de Africa".

El anuncio fue realizado en esta ciudad, donde el hombre de ciencia llegó para pasar las fiestas junto a familiares y amigos y reencontrarse con los afectos. Esos que tanto extraña desde hace más de diez años, cuando decidió radicarse en Estados Unidos para perfeccionarse. Afincado en Michigan, Cibelli lidera equipos de investigación que trabajan unas 16 horas al día.

-¿En cuánto avanzó científicamente la clonación con fines terapéuticos en el mundo?

-Lo que pasó es que en muchos países comenzaron a aceptar propuestas de investigadores para hacer clonación terapéutica y la forma en que los están haciendo es muy ordenada porque son las entidades las que reciben las iniciativas que son analizadas desde la parte ética y científica. Luego son los colegas los que supervisan esas propuestas. A mí me tocó ver muchas de ellas, sobre todo de Inglaterra. Los proyectos que se ven se basan en tomar células de personas con enfermedades específicas y así poder entender la enfermedad. En Estados Unidos no hay ley de aprobación en ese sentido y mucho tiene que ver la negativa del presidente George Bush. Lo que está pasando es que al no existir una ley nacional, cada estado está sacando su propia ley y los más liberales como California están avanzando fuertemente en ese sentido.

-¿Se imaginó que iba a llegar tan lejos en el campo científico cuando se fue de Venado Tuerto hace 11 años?

-La verdad que no. Lo que pasa es que cuando se me presentó la posibilidad no quise dejarla pasar pero siempre teniendo en cuenta si mi señora me iba a acompañar. Todo pasa por analizar la propuesta que se te presenta día a día porque nadie sabe bien qué puede pasar en diez años, menos en el campo científico. Cuando inicie la carrera de veterinaria me preguntaba demasiado por el futuro, era una obsesión que tenía porque no me imaginaba siendo veterinario toda la vida. En Estados Unidos hay una amplia gama de cosas para hacer y debo agradecer por ello y creo que a la Argentina va a llegar eso, aunque no por ahora. En nuestro país el problema es de infraestructura porque intelectualmente el nivel es bueno y el Conicet trabaja muy bien.

-¿Cuánto tiempo destina a la investigación en la Universidad de Michigan?

-Me levanto todos los días a las cinco, entro a trabajar a las 7 y salgo a las 18. Lo que pasa es que estoy con chicos que están haciendo su carrera científica y yo me limito a controlarlos. Lo cierto es que estos profesionales jóvenes trabajan arduamente y de una manera muy profesional.

-¿Qué extraña de Argentina o de Venado Tuerto específicamente?

-Extraño esto de tomar un café y el clima, sobre todas las cosas. Ahora en Michigan hay cincuenta centímetros de nieve, por ejemplo. Otra de las cosas son los amigos o los casamientos, que te diría que los perdimos a todos. Tengo dos sobrinos que prácticamente no los conozco porque nacieron cuando ya estaba en Estados Unidos. De todos modos la vida es así, hay que renunciar a algo para lograr un objetivo. Otra de las cosas que se extrañan son los asados. El fútbol no es algo que extrañe pero tengo compañeros que escuchan los partidos por Internet. Particularmente no me gusta leer cosas de Argentina por Internet porque me pone muy melancólico.

-¿Figura en su agenda la posibilidad de volver algún día a Venado Tuerto?

-Por supuesto que sí y también quisiera en mi plenitud científica poder estar unos meses acá en Argentina y otros en Estados Unidos. Pero claro que me gustaría terminar mi vida en Venado Tuerto.

-¿En el campo científico, cuál es su sueño a alcanzar?

-Mi sueño es poder lograr células madre sin que lleguen a ser embrión. Esto permitiría que la polémica se termine. Si yo pudiera extraer de la piel una célula madre sin la necesidad de usar un embrión sería la revolución científica. Con esa célula madre podríamos combatir muchas enfermedades del ser humano. Lo que también hay que tener en cuenta y ubicarse en perspectiva es que por un lado se están tratando enfermedades que parecían incurables pero a la vez hay epidemias como la malaria en Africa o la desnutrición en el mundo, lo que realmente parece una paradoja. Hay que pensar globalmente, actuar localmente y tratar de hacer lo mejor en cada área.


Hijo dilecto
El Concejo de esta ciudad declaró meses atrás al científico venadense José Bernardo Cibelli, "Hijo dilecto de la ciudad". Dicha distinción se realiza una vez al año y esta vez fue para el notable científico que en el año 1998 había logrado, junto a un grupo de colegas de otros países, producir por primera vez una célula mixta que combinaba a una humana con otra vacuna.

Ese fue el inicio de la clonación terapéutica, una práctica que en el futuro cercano podrá salvar vidas, curar enfermedades como el Alzheimer o Parkinson o mejorar la calidad de vida en pacientes terminales.
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El científico venadense está radicado en Estados Unidos.

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