Vuelve con "Cartas de amor" a hacer teatro en Mar del Plata

Graciela Borges: "Este medio no alienta la mirada interior"

La actriz aseguró que uno de los aspectos más feroces de su profesión es tener que trabajar sobre el ego

Leonor Soria

Graciela Borges y Antonio Grimau serán los protagonistas de una nueva puesta de la pieza "Cartas de amor", de A.R. Gurney, que se presentará el 10 de enero próximo en el complejo marplatense Tío Curzio con dirección de Oscar Barney Finn.

La obra se basa en la correspondencia que Andy y Melissa, sus personajes protagónicos, mantienen a lo largo de su vida, dando pruebas de un amor que sobrevive a matrimonios y separaciones, victorias y fracasos, soledades y entuertos familiares.

Estrenada en 1990, fue interpretada por un sinnúmero de actores y actrices entre quienes aparece también el nombre de Graciela Borges acompañada de figuras como Rodolfo Bebán y Federico Luppi.

"Es un texto maravilloso, sobre todo por el carácter atemporal de la relación entre los protagonistas", señaló entusiasmada Borges, y agregó: "Cuando volví a leerlo ahora, después de una década, sentí que le puedo agregar muchas cosas actuales.

"Por ejemplo: cuando Andy sostiene que es republicano -abundó-, trae a mi mente la imagen de Bush con su parte detestable, por lo menos para mí, de ansia de poder, de necesidad de dominar y de imponer su autoritarismo, y eso me explica muchas cosas del personaje masculino".

En un reportaje televisivo, la actriz estadounidense Glenn Close declaró que el texto de "Cartas de amor" siempre "la hace volver al corazón". "Escucharla me emocionó -confesó Borges- porque dijo que era un ejercicio actoral que ella necesitaba y a mí me pasa algo parecido, yo también lo necesito".

El texto de Gurney va del humor y la frescura de las cartas iniciales de la primera juventud, al dramatismo de los fracasos y las crisis por las que pasan los protagonistas, desplegando una gama de matices que permite que entren en acción los recursos expresivos de los intérpretes.

Incluso el personaje de Melissa, que cae en el alcoholismo, se emparenta con el rol que Borges cumplió en la película "La ciénaga" y que tantas satisfacciones le dio en el último tramo de su prolífica carrera cinematográfica. "Tiene cosas de tantas mujeres que no tuvieron la fortaleza o la posibilidad de ser independientes o de elegir una carrera y que, al igual que mi personaje, se dieron por vencidas y se dejaron estar", señaló.

Borges es un rara avis de la jungla actoral, con convicciones espirituales que el clima competitivo de la profesión no logró mitigar. "Tengo algo a favor -afirmó como disculpándose-: yo empecé mucho antes que la mayoría de la gente, comencé a los catorce años y hace mucho tiempo ¡Andá a saber cómo reaccionaba yo antes, cuando tenía 20 años!. Pero ahora tengo otro sosiego, sé lo que verdaderamente quiero y las experiencias me hicieron comprender lo que es realmente esencial".

"Creo que una de las cosas más feroces es trabajar sobre el ego que, en cierto aspecto, es maravilloso porque te hace ir adelante y tener más éxito -reflexionó-. Pero en algún momento aparece el ser sagrado que lo único que quiere es paz. Este es un medio que no alienta la mirada interior, por eso hay que tomar recaudos y hacer lo posible para lograr la armonía interior".

Conforme con su vida profesional pero cuidadosa de su mundo afectivo, Borges subrayó que el trabajo fue una parte de su vida, pero no la más importante. "Todos los premios y todas las películas que ganas a lo largo de tu vida artística te colman de satisfacción, por supuesto -enfatizó-, pero no cambiaría ninguno de ellos por el abrazo de un amigo o la sonrisa de mi hijo".

La intérprete regresa a la cartelera marplatense.