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 viernes, 31 de diciembre de 2004  
Entre la carga horaria y los aprendizajes

A la discusión sobre los días de clase, se suma otra: la carga horaria. Porque si bien algunos países tienen similar cantidad de jornadas escolares que las que fija la ley para las jurisdicciones nacionales, la cantidad de horas es más intensa en los otros países.

De acuerdo al informe del Iipe sobre la jornada escolar, las horas de clase por año en las escuelas públicas no es siempre la misma cantidad, aunque sí se coincida en la extensión del calendario. En este caso los datos fueron tomados de estadísticas de la International Association for the Evaluation of Educational Achievment (IEA) (ver cuadro).

La doctora Silvia Gvirtz, directora de la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad de San Andrés, explica en el informe preparado por el Iipe que el citado cuadro elaborado por la IEA registra las horas de clase efectivas que se dictan a lo largo del año en los distintos países, sin computar el tiempo perdido por los recreos y otras actividades fuera del aula.

Estimó, además, que un cómputo similar en la Argentina daría como resultado 644 horas de clase en las escuelas primarias, según el calendario vigente en escuelas de la ciudad de Buenos Aires, y 596 en los establecimientos de la provincia de Buenos Aires.

La intensidad de 720 horas previstas inicialmente se reduce por asuetos, feriados, jornadas de capacitación, fechas de exámenes y otros sucesos que pueden modificar el período lectivo. No se tienen en cuenta, en ese sentido, las horas y jornadas perdidas por los días de paro, tanto por conflictos docentes como por medidas adoptadas por personal auxiliar (no docentes).

La especialista consideró, además, que "se hace difícil calcular la cantidad exacta de horas de clase en las escuelas secundarias, dado que la carga horaria varía según el curso y las materias que se dictan a contraturno". Y agregó que "deben tenerse en cuenta los días de clase que se pierden en las escuelas de zona más desfavorecidas, que son las que suelen atender a los sectores más carenciados, debido muchas veces a problemas edilicios y sanitarios".

A pesar del avance que significa en la Argentina consolidar un promedio de 180 días de clase, en el nivel medio, sin embargo, ese período comprende las jornadas de recuperación y los turnos de exámenes, por lo que la que las horas efectivas se reducen.

En un informe sobre "Las nuevas tendencias mundiales y los cambios curriculares en la educación secundaria del Cono Sur en la década de los 90", que también cita el estudio del Iipe, la investigadora argentina Cecilia Braslavsky, actual directora general de la Oficina Internacional de Educación de la Unesco, afirmó que "uno de los problemas de muchos materiales curriculares latinoamericanos es la prescripción de contenidos y de metodologías de enseñanza sin considerar en forma realista de cuánto tiempo se dispondrá para organizar verdaderas experiencias formativas".

Explicó que "el problema se agrava por la tendencia a tomar como referentes para las construcciones curriculares latinoamericanas a los programas de los países europeos, sin considerar las diferencias de horas disponibles para los estudiantes".

En ese sentido, Braslavsky graficó que, en Holanda, por ejemplo, al finalizar los primeros nueve años de escolarización, sin contar el nivel inicial, los niños tendrían unas 9.700 horas de clase. En Francia, 8.400 y en Alemania, unas 7.080. La cifra alcanzaría las 6.600 horas en México y 6.580 en las escuelas públicas argentinas.
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