María Itatí se salvó de milagro

Una argentina relató ayer que se salvó de morir en Tailandia cuando navegaba, durante el terremoto que arrasó el sudeste asiático, porque en lugar de escapar hacia la playa enfrentó con su barco las olas y se internó en el mar antes de que se formara la rompiente gigante.

María Itatí, quien vive en Tailandia, relató que "estábamos anclados en una playa de Phuket, decidiendo si desayunábamos en la playa o en el barco. Notamos el cambio en la marea y la llegada de olas de dos y tres metros de altura, que nos arrastraban hacia la costa".

"Entonces vimos las cuatro olas sucesivas, más o menos de tres metros las primeras dos, relativamente bajas y la tercera directamente barrió la playa y fue la que mató a unas treinta personas", agregó.

Recordó que "apenas pudimos ponernos a salvo internándonos unos cinco o seis kilómetros fuera de la costa". De esa forma, la embarcación evitó el rompimiento de la ola y solo tuvo la ondulación del agua. "No tuvimos el rompimiento que es como un puño que golpea la playa", explicó.

"La mayoría de las muertes fue de gente que estaba en las playas, que las arrastró 500 metros", concluyó.


Envían a Cascos Blancos
El gobierno argentino enviará la semana que viene ayuda con una comisión de Cascos Blancos. Los militares llevarán unas 2.500.000 de pastillas potabilizadores de agua para asistir a unas 800.000 personas. También se comenzó con el relevamiento de voluntarios expertos en situaciones de emergencia.

Como es habitual cuando suceden este tipo de catástrofes, la Comisión Cascos Blancos ofreció su colaboración a las Naciones Unidas, a través del Organismo de Voluntarios de la ONU (UNB), con sede en Bonn, Alemania.

La salida de expertos se realizará cuando el organismo multilateral lo disponga y se desplazarán en las condiciones que determine.

La información recibida desde Naciones Unidas permite estimar que la labor de asistencia humanitaria demandada por este fenómeno natural se extenderá por varios meses.