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 lunes, 06 de diciembre de 2004  
Tenis: España ganó la Copa Davis

España conquistó su segundo título de la Copa Davis en cuatro años gracias a un inspirado Carlos Moyá, que dejó sin respuesta al estadounidense Andy Roddick para ganar la final disputada en Sevilla.

"Hoy era mi día. Es un sueño, no puedo pedir más", dijo un emocionado Moyá tras el 6/2, 7/6 (1) y 7/6 (5) sobre el número dos del mundo, en un emotivo partido de dos horas y 19 minutos jugado ante 27.200 personas, una cifra récord para series de Copa Davis.

La final se cerró con un marcador de 3-2 a favor de los locales, ya que Mardy Fish derrotó a Tommy Robredo por 7/6 (8) y 6/2 en un partido ya sin importancia. España conquista así su segundo título tras el de 2000 en Barcelona ante Australia, mientras EEUU no pudo ganar su título número 32.

"Moyá es uno de los dos o tres mejores jugadores sobre arcilla en todo el mundo. Ellos jugaron mejor que nosotros este fin de semana. Es tan simple como eso. Y no tengo nada de qué avergonzarme. No me voy con la cabeza gacha", dijo Roddick, que perdió sus dos individuales, ya que el viernes había caído ante Rafael Nadal.

El comienzo fue prometedor para los intereses españoles: derecha de Roddick en la red. Moyá, dispuesto a jugar el partido de su vida, quebró el servicio del estadounidense en el primer juego.

Cercano al éxtasis tenístico, Moyá fue durante buena parte del primer set un jugador con la raqueta convertida en varita mágica: cada deseo se convertía en el tiro perfecto. Debieron pasar 19 minutos para que Roddick -impaciente y presionado- ganara su primer juego. Diecisiete minutos más tarde, su enésima derecha a la red le daba el 6-2 a Moyá.

Hubo una luz de esperanza para los estadounidenses cuando Roddick quebró el servicio de Moyá y se adelantó 3-1 en el comienzo del segundo set, pero el español se recuperó y llevó el desenlace a un tie break que ganó con contundencia: 7-1.

El público estalló de alegría, Moyá fue vitoreado por todos sus compañeros de equipo al acercarse a su silla y Roddick, en la suya, mostraba los ojos bien abiertos y el gesto atónito. Patrick McEnroe, capitán estadounidense, intentaba convencerlo de que no todo estaba perdido, pero el jugador negaba con la cabeza. "No va", parecía decirle.

Y no fue. Moyá estaba decidido a que nada ni nadie le arruinara su día, aunque un hecho extratenístico no estuvo lejos de empañarlo. Ante la sorpresa del estadio, incluyendo en primera fila del palco presidencial a los príncipes Felipe y Letizia, "Jimmy Jump", un catalán especializado en irrumpir en los escenarios deportivos más relevantes del mundo, saltó a la cancha. Entró por la espalda de Roddick, caminó tranquilamente hacia la red y cruzó al sector de Moyá, que, inmóvil, esperaba la reacción de las fuerzas de seguridad. La reacción tardó bastante en llegar, y Jimmy Jump tuvo tiempo de colocarle en la cabeza un gorro rojo al español antes de ser reducido y retirado del estadio.

"¡Hijo de puta!", coreó buena parte del público, temiendo que la conquista de la Davis estuviera en peligro.

La gloria para España pudo llegar con Roddick sirviendo 4-5 y 30-40 tras una doble falta, pero el estadounidense encadenó dos aces para llegar al 5-5. Un rato después llegaban al 6-6: tras dos horas y 21 minutos, tras años soñando con ganar la Davis, el momento más esperado en la vida por de Moyá dependía de un tie break.

El primer match point llegó con ventaja de 6-3. A un saque ganador del estadounidense a 224 kilómetros por hora siguió un revés de Moyá a la red. Sólo disponía de un punto más para darse y darle a España el título tan ansiado.

El punto del sueño fue breve: un servicio de Moyá a 172 kilómetros por hora y el revés de Roddick en la red. El estadio estalló de gozo y Moyá se derrumbó de espaldas sobre el polvo de ladrillo, y todo el equipo se lanzó a buscarlo.

Al grito de "¡campeones, campeones!" Moyá comenzó a ser lanzado repetidas veces al aire. Feliciano López, que colaboró en los entrenamientos durante la semana, inició una loca carrera mojando con champán a quién se cruzara, aunque supo frenarse justo a tiempo para no empapar el palco presidencial y a los príncipes, que aplaudían junto a todo el público.
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Por segunda vez España se quedó con la Copa.

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