Fito extendió su romance a todo fuego con la gente

Páez recorrió sus clásicos ante un Anfiteatro colmado

Pedro Squillaci / La Capital

Con una mano en el teclado y la otra tocando a cada uno de los miles que colmaron el Anfiteatro, Fito Páez entregó anteayer un show de dos horas y media ratificando, por si hacía falta, que es un músico enamorado de su ciudad y su gente. "Rosario siempre fue hermosa pero ahora está tan hermosa", dijo antes de "Volver a mí". "Cómo dicen que me fui si siempre estoy volviendo", afirmó en clave de tango. Y cada vez que vuelve demuestra que el romance con su público no tiene fecha de vencimiento y cada día está más grabado a fuego.

Fito sentía una pequeña deuda con sus fans. Había quedado mucha gente afuera en teatro El Círculo el 7 de septiembre pasado en los 20 años de su primer show (masivo) como solista, y quería tener una suerte de resarcimiento musical y afectivo.

Y vaya si cumplió. A lo largo de casi una treintena de temas, Fito recorrió su historia en un espectáculo vibrante, bien tocado y emotivo. Sonaron perlitas como "Giros", la fraseada "Un vestido y un amor", la brillante "Bello abril" y la dulce "Pétalo de sal" en la enérgica interpretación de Ana Alvarez Toledo. También hubo tiempo para el poderoso ritmo de "Cadáver exquisito", "Brillante sobre el mic" a oscuras y con la sola luz de los encendedores, el buen momento solista de Gonzalo Aloras y el rock de dientes apretados de Coki Debernardi.

Las remeras al viento dieron un show aparte en el primer cierre con "A rodar mi vida". Era la una de la madrugada y todavía faltaba una sorpresa. Los bises llegaron con "11 y 6", "Dar es dar" y "Mariposa techknicolor", interrumpida por fuegos artificiales. Final de fiesta. Y Fito no se va.