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 miércoles, 01 de diciembre de 2004  
Otro taconeo. El músico habla del impacto que logró con su grupo Bajofondo Tango Club
Santaolalla: "Creamos un lenguaje musical orgánico y con identidad propia"
El guitarrista dijo que su banda de fusión reinterpreta los sonidos de urbes como Buenos Aires y Montevideo

Carolina Taffoni / La Capital

Gustavo Santaolalla es de esos músicos que tocan hoy y suenan mañana. Los que quedaron en el tiempo lo pueden recordar en aquel registro agudo de "Mañana campestre" cuando integraba Arco Iris, o incluso de su etapa de Soluna, en pleno flower power. Después se movió hacia la new wave, con algún raro peinado nuevo, y se volcó hacia la producción. De su mano, grupos como Divididos, Bersuit y Café Tacuba, por nombrar tres de los más exitosos, lograron un sonido propio. Ahora lo suyo es el tango, pero de avanzada, como no podía ser de otra manera. Su grupo Bajofondo Tango Club tiene alma de bandoneón y cuerpo electrónico. Pero está lejos de ser un Frankenstein del dos por cuatro. "Apuntamos a crear un nuevo lenguaje musical, que sea orgánico y no impostado", describió, en charla con La Capital, el guitarrista y compositor.

-¿Cuál fue tu primer contacto con el tango?

-En realidad, siempre fue como una especie de asignatura pendiente, yo siempre de chico quise hacer una música que tuviera identidad y reflejar quiénes somos y de dónde venimos, que es una visión que me acompaña hasta el día de hoy y viene de Arco Iris y va hasta Café Tacuba. Siempre trabajé más que nada en lenguajes que combinaban la música alternativa del mundo con la música folclórica latinoamericana. Pero el tango estaba como ahí esperando, y fue parte del paisaje sónico con el cual también crecí.

-¿A qué tangueros escuchás cuando estás en tu casa?

-Todo, de Pugliese a Troilo, y Astor. Ahora estoy haciendo un disco maravilloso que se llama "Café de los maestros", en donde reuní a todas las grandes luminarias vivas del tango, que están entre los 70 y los 93 años. Van a estar todos: Mariano Mores, Leopoldo Federico, Atilio Stampone, Emilio Balcarce, Carlos García, Lázzari, Libertella, Virginia Luque, Alberto Podestá, Lágrima Ríos, Salgán. Acabo de terminarlo, estuve un año grabándolo y sale el año que viene.

-¿Cuando salieron con Bajofondo Tango Club, se encontraron con resistencia de los puristas?

-No. El proyecto es atípico y prendió mucho acá, hemos vendido más de 40 mil discos y ya es platino. Evidentemente algo tocamos (en la gente), y se cumplió lo que buscamos: crear un nuevo lenguaje. No decimos que hacemos tango o nuevo tango, sino más bien una música contemporánea que refleja cómo es la vida hoy en urbes como Buenos Aires y Montevideo, porque el proyecto es argentino-uruguayo, donde el tango, la milonga, la murga y el candombe forman parte de ese paisaje sónico con el que crecimos pero también forman parte de ese paisaje las computadoras, los teléfonos celulares, Internet.

-¿Hay algún tipo de antecedentes de fusión al estilo Bajofondo?

-Siempre hubo, en el primer disco de Arco Iris y en los 70 Grace Jones trabajó sobre un tema de Piazzolla. Son antecedentes aislados, pero ahora estamos en presencia de una movida donde se está generando un nuevo lenguaje.

-Cuando aparece un nuevo grupo como Bajofondo, que gusta y tiene buenas críticas, siempre surgen comentarios que dicen que son snobs o algo impostado. ¿Qué opinás ante estas palabras?

-Todas las cosas que trabajan sobre lo experimental son proclives a recibir ese tipo de comentarios, obviamente de gente conservadora. Pero precisamente uno trabaja para que las cosas tengan un resultado orgánico y no que sea una especie de Frankenstein, agarrado con tornillos y alambre. Para eso hacemos el trabajo con este cuidado, nos ocupamos mucho de los beats y de las líneas de bajo, como la columna vertebral. Lo que no queríamos era hacer un loop de batería electrónica, poner los acordes menores y tirar unas notas largas de bandoneón. Queríamos encontrar un lenguaje donde las dos corrientes se fusionaran, para lograr algo que, a mi juicio, sea orgánico y no impostado.
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Santaolalla busca nuevos sonidos de música ciudadana.

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