 | | martes, 30 de noviembre de 2004 | El desafío de cuidar los parques La preservación de los parques de la ciudad sigue siendo un tema nada fácil de resolver para la administración municipal. Desde ya, no es un problema nuevo. Al menos dos o tres veces al año suelen ser motivo de notas debido a daños que se producen, por falta de mantenimiento o por ausencia de seguridad. No obstante, en los últimos tiempos, quizá por el cuidado que se puso en la realización del Congreso de la Lengua, lucieron adecuadamente, como nunca antes. Se pensó y se dijo, con criterio, que esa debía ser la constante, ya que si la ciudad pretende mejorar su calidad de vida y el auge del turismo, el estado de los espacios verdes resulta clave.
Pero los incidentes de anteayer en el Jardín Francés del parque Independencia -donde unas 50 personas se tiraron a la fuente para mitigar el calor y luego lanzaron pedradas a integrantes de la Guardia Urbana- revela que no existe aún un salto de calidad y que los viejos problemas siguen latentes. Con una diferencia, el país no se halla inmerso en la profunda crisis del 2002, donde a estas dificultades se las observaba con cierta indulgencia, a raíz de la falta de presupuesto y de la necesidad de atender otras prioridades. Actualmente, la Municipalidad se encuentra en mejores condiciones para darse una política de mantenimiento y preservación, comenzando con el parque Independencia, patrimonio histórico de la ciudad y de reconocimiento en todo el país.
Por lo tanto, sería razonable que ante estas primeras manifestaciones de descontrol, a las que se suman otros destrozos, se implementen medidas más efectivas con las fuerzas de seguridad o bien se vuelva a dejar en manos de Gendarmería Nacional el cuidado de los parques, habida cuenta de los resultados positivos que tuvo cuando desempeñó esas funciones contrato mediante.
Se trata, en definitiva, de sostener con nuevas iniciativas la campaña lanzada para mejorar la conducta de la ciudadanía. De reforzar la supervisión allí donde comiencen a manifestarse dificultades, de forma que esos síntomas no se extiendan en todos los espacios verdes. Vale reconocer que poco a poco la gente ha empezado a entender el mensaje de que con una ciudad más limpia y protegida ganan todos. Se percibe en actitudes de cuidado e higiene que antes no tenían los espacios públicos y, si bien es algo incipiente, es un imperativo que se vuelva una constante. En ese desafío, además, deben involucrarse todas las instituciones. enviar nota por e-mail | | |