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 martes, 30 de noviembre de 2004  
El comercio de Rosario plantea que es imposible competir con los importados
Jugueteros locales dicen que los chinos tienen el 70% del mercado
Benzi, titular de la Cámara, descarta una nueva invasión porque la importación asiática "nunca decayó"

Los acuerdos comerciales suscriptos con el gobierno chino generan controversia entre los empresarios locales del rubro juguetes. Mientras que los fabricantes nacionales se alarman por una mayor invasión de productos asiáticos, comerciantes locales aseguran que los importados siguen detentando el mismo nivel de penetración de los 90, que nunca decayó y alcanza al 70/80 por ciento del mercado global de juguetes.

Desde la Cámara de la Industria del Juguete de la Argentina salieron ayer a advertir que los acuerdos comerciales desatarán una "invasión" de productos importados que será imposible de parar y hará "peligrar los puestos de trabajo". Sin embargo, Francisco Benzi, presidente de la Cámara de Juguetería de Rosario y titular de la tradicional juguetería Gúlliver, expresó a La Capital que "el sector nunca dejó de importar, porque existe una gama de artículos en la cual resulta imposible competir con los asiáticos". Esa franja se mantuvo inalterable, salvo durante los seis meses posteriores a la devaluación, y constituye entre el 70 y el 80 por ciento del mercado. En ese tramo los productos chinos no tienen competencia.

"En realidad lo importado nunca decayó. Hoy el 70% de los juguetes son de países asiáticos y el 30% es nacional, estamos igual que en la década del 90, en realidad no cambia nada, lo que se debe hacer es ejercer más controles aduaneros", indicó Benzi y apuntó que en algunos casos se ha llegado hasta una relación de ocho productos chinos por cada dos nacionales.

Los comerciantes del rubro juguetería sostienen que en la región de Rosario prácticamente no hay sobrevivientes de la industria del sector. En el país los que permanecieron en pie son aquellos que producen productos de mayor volumen, como grandes camiones, estaciones de servicio y cochecitos de paseo, que excluyen componentes electrónicos y ocupan mayor volumen en un contenedor, con lo cual se encarecen los costos de flete y por consiguiente el precio final al consumidor, y no conviene importarlos.

De ese modo, los fabricantes de juguetes argentinos se restringen a nichos muy determinados, como productos de madera y practicamente artesanales.

El mercado del juguete sufrió un cimbronazo en los seis primeros meses posteriores a la devaluación, y por aquel entonces se produjo una sustitución de importaciones. "Pero la gente se acostumbró al tres a uno y ya no cuestionó que un juguete que estaba $9 de una semana otra pasó a costar $27, ", sostuvo Benzi.

Miguel Faraoni, titular de la cámara a nivel nacional, ve otra realidad . "La importación de juguetes creció 100% con respecto al año pasado", dijo y remarcó que el sector "se estaba recomponiendo después de la devaluación y se comenzó a generar trabajo, las empresas se empezaron a ampliar y a invertir en maquinaria". Si los nuevos acuerdos comerciales cambian la tendencia, acotó el empresario, "la industria nativa comenzará a tambalear".

Faraoni coincide en disparar con munición gruesa a la hora de hablar de aranceles aduaneros. "La Aduana no controla las importaciones y hay comerciantes que eluden reglamentaciones y declaran comprar una cosa y entra otra. Si el gobierno va en un sentido y la Aduana en otro, por más que se apliquen medidas no tendrán ningún efecto", sostuvo.
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La importación arrasa en las góndolas.

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