 | | martes, 30 de noviembre de 2004 | Condenan a dos choferes por balear a adversarios de Cornejo en la UTA La Cámara Penal de Rosario confirmó las condenas contra dos militantes sindicales que hirieron a balazos a tres adversarios en un proceso electoral de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio de los choferes de colectivo. El veredicto incluye doble sanción para los imputados: cinco meses de prisión, aunque de ejecución condicional, y la obligación de indemnizar a las víctimas con 19.500 pesos más intereses.
El fallo llegó seis años después del episodio, que se produjo el 11 de noviembre de 1998 en la sede de la UTA, en 27 de Febrero al 600. Los heridos fueron tres y uno de ellos recibió un tiro en el abdomen. Quedó grave y tuvieron que operarlo.
Los condenados son Edgardo Ernesto De Marco, de 43 años, y Rubén Braulio Sanabria, de 38. Los dos militaban con el secretario general de la UTA, Manuel Cornejo. Además, De Marco era chofer de la línea 148 y Sanabria se desempeñaba como delegado de los choferes de la empresa Las Delicias.
Ambos habían sido sentenciados en febrero de este año por el juez en lo Correccional Daniel Acosta como autores de las heridas de Edgardo Cabrera, Walter García y Miguel Páez. Cabrera fue quien se llevó la peor parte y estuvo varios días en terapia intensiva.
Los balazos habían subido al máximo la tensión en el seno de la UTA, donde el 12 y 13 de noviembre de 1998 hubo elecciones para renovar autoridades. Los graves incidentes del 11 no interrumpieron aquel proceso, que concluyó con un nuevo triunfo de Cornejo.
Los hechos ocurrieron hacia media tarde, cuando un grupo de choferes opositores a Cornejo quiso entrar en la sede sindical y se encontró con la resistencia de los adeptos al secretario general. En medio de los forcejeos se oyeron varios tiros ("Fueron más de 20", declaró por entonces un testigo), todos ellos realizados desde la sede de la UTA.
Los opositores dirían luego que el propio Cornejo había gatillado contra ellos. El dirigente estuvo un par de días detenido y también fue imputado, aunque más tarde la justicia lo sobreseyó y quedó desvinculado del caso.
Dos días después del incidente lo reeligieron como secretario general, cargo que todavía ocupa. Ese día le dijo a La Capital que no dudaría en matar si tuviera que defender su vida y atacó verbalmente a los referentes del grupo que se le oponía y su abogada. Por esas declaraciones fue querellado y sólo la probation lo salvó de una condena. Se comprometió a realizar tareas comunitarias en la parroquia Itatí, aunque nunca se supo si cumplió.
El fallo que condenó a sus antiguos colaboradores es lapidario. Dos camaristas -Otto Crippa García y Ernesto Navarro- dijeron que no hay dudas de que soy quienes hirieron a sus contrincantes. Crippa incluso calificó de "ridículo" el argumento de los acusados cuando aseguraron que sólo quisieron desarmar a sus rivales y que en ese forcejeo dispararon las armas de éstos. "Esas armas -dijo el magistrado- estaban en la sede del sindicato". La tercera integrante del tribunal, Elena Ramón, se abstuvo de emitir un veredicto sobre el caso. enviar nota por e-mail | | |