| domingo, 28 de noviembre de 2004 | Pérdida inexplicable. Se requiere de certificaciones para poder exportar Un producto que busca nuevos mercados Debido a la alta calidad de las frutillas, hay empresas que ya venden al exterior el 50% de su producción Algunas empresas corondinas no sólo atienden al mercado interno, con distribución en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y las principales capitales provinciales, sino que también exportan alrededor del cincuenta por ciento de su producción a Estados Unidos, México, Canadá, Australia, China y países de América Central y Europa. Estos mercados fueron conquistados en base a la calidad alcanzada en los procesos implementados por los productores.
Alrededor de ciento cincuenta de los fruticultores renuevan la totalidad de las plantaciones entre marzo y mayo de cada año con plantines provenientes de viveros especializados. Después comienza una etapa de labranza en la que se coloca una malla de polietileno para proteger las plantas de malezas, mantener la humedad en el suelo y ayudar a que la fruta se mantenga limpia.
Trabajo artesanal El trabajo de los quinteros es totalmente artesanal desde la siembra de la frutilla hasta la cosecha, al igual que el laboreo de despalillado, lavado y envasado, que se realiza dentro de las plantas empacadoras.
Para el momento de cosechar se contratan empleados eventuales que ganan entre 800 y 1.100 pesos mensuales, según la velocidad de cada uno. Estos obreros trabajan desde las 7 hasta las 12 ya que por la tarde no se puede colectar debido a que la temperatura de la fruta es elevada y se aceleraría el proceso de descomposición.
En algunas empresas, se separan las frutillas que van a exportarse, se las coloca en cajas especiales y se las almacena en cámaras hasta que son embarcadas. Una vez congeladas pueden conservarse hasta dos años, en cambio la fruta fresca se coloca en cajones para su posterior traslado a los mercados de concentración de las distintas ciudades del país.
En general, los productores corondinos trabajan en forma independiente. Existe una asociación pero principalmente persigue fines gremiales. También hay algunos quinteros que hace pocos años comenzaron a agruparse para planificar y prepararse para poder exportar mancomunadamente.
Este es el caso de la firma Frutillas del Litoral, una sociedad anónima creada por cuatro productores que decidieron alcanzar las metas que exige el mercado internacional y obtener las certificaciones para poder exportar y captar como clientes a grandes empresas alimenticias. De este modo, ofrecen fruta con trazabilidad identificada por lotes desde el momento de la siembra hasta el punto de venta.
Con este sistema el cliente puede saber el origen, las prácticas agrícolas y las normas de proceso que se utilizaron sobre la mercadería que se adquiere. Esta empresa obtuvo certificaciones internacionales y es inspeccionada frecuentemente por laboratorios de los países compradores.
La firma, que produce aproximadamente 1,8 millón de kilos de frutilla en sesenta hectáreas, no incurrió en el error de la mayoría debido a que planificó el crecimiento de sus plantaciones de acuerdo al incremento de sus ventas. De todos modos se vio perjudicada por las tendencias del mercado que bajaron notablemente el precio de la fruta.
La problemática que se dio este año con la cosecha de frutilla no tiene que ver con lo que se pudo observar hace pocos días en medios televisivos nacionales. No es verdad que se tiren camiones repletos de fruta; directamente no se cosecha porque tendría un costo adicional sin sentido, entonces se deja en el campo. enviar nota por e-mail | | |