Año CXXXVII Nº 48585
La Ciudad
Opinión
Policiales
La Región
Información Gral
El Mundo
Política
Cartas de lectores


suplementos
Economía
Escenario
Mujer
Señales
Ovación
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Educación 27/11
Salud 24/11
Autos 24/11

contacto
servicios
Institucional

 domingo, 28 de noviembre de 2004  
Cavallero dio su versión de por qué se vio obligado a renunciar al PSP
Historia secreta de un portazo que abrió grietas en el socialismo popular
El Tigre acusó a su ex partido de no aceptar en su seno opiniones divergentes y de tener prácticas leninistas

Carlos Vallejos / La Capital

"El error no fue haberme ido del partido, sino no haber tenido más paciencia para permitir que me expulsen así la gente se enteraba de las verdaderas razones por las que no podía seguir perteneciendo al socialismo popular", se lamentó el ex intendente de Rosario Héctor Cavallero a 10 años de aquel portazo a la fuerza política que había fundado junto a Guillermo Estévez Boero.

Por primera vez, el Tigre reveló aspectos del funcionamiento puertas adentro del PSP y hechos que resultaron clave para su alejamiento. La oportunidad para la catarsis se la dio la presentación del primer libro que se publica sobre la historia del PSP: "Victoria, éxito y fractura", de Lucio Guberman, de cuyo panel de presentación participó, el viernes, en los altos de Librería Ross, junto al autor y al prologuista de la obra, el profesor Arturo Fernández.

El libro de Guberman (una tesis de maestría en ciencias sociales publicada por la UNR) analiza precisamente el período 89-95 del PSP, desde que Cavallero fue electo intendente hasta su renuncia al partido. La obra -uno de cuyos ejes sostiene que la falta de debate interno determinó la escisión del PSP- le vino como anillo al dedo a la exposición del Tigre.

Primero advirtió que "el proyecto del PSP se perdió totalmente" al convertirse éste "en una copia" de los partidos socialdemócratas europeos. "No será copiando a la socialdemocracia como se resolverán los problemas de América latina", consideró.

Sin que nadie le refute sus argumentos (no concurrió ninguno de los dirigentes del PSP invitados), Cavallero calificó al socialismo vernáculo de "mantener una férrea estructura de cuadros, similar a la que tenía cuando era organización universitaria", y que él siempre advirtió que se hacía necesario "la incorporación del pueblo, sumar nuevos actores sociales" con la finalidad de "construir un verdadero partido de los trabajadores".

"Con una organización política fosilizada, esclerosada y de pensamiento único no se podrá transformar nunca la realidad", evaluó Cavallero, y amplió: "Por su propia estructura, basada en el principio leninista del centralismo democrático, el PSP nunca permitió que en su seno convivan corrientes de opinión. Las censuraban tildándolas de facciones".

Según el Tigre, no sólo no permitían disidencias, sino que también "era sorprendente el cinismo de esa gente". Como ejemplo puso el hecho de que cuando su sector perdía alguna votación, a él lo "obligaban" a oficiar de vocero de la decisión partidaria, de la que obviamente no estaba de acuerdo. "No me quedaba más remedio que cumplir con ese papel ya que siempre acaté la decisión de las mayorías", añadió.

Cavallero recordó que en 1989, durante la campaña para las elecciones que lo consagraron intendente, en el PSP había dos tendencias: "Los que queríamos ganar y los que apostaban a perder por un voto". Además, dijo que cuando ya estaba a cargo del Ejecutivo sus discursos "eran censurados por el partido".

"Para una organización cerrada como el PSP, los de adentro son maravillosos y los de afuera son impuros", por eso -amplió- "todos los funcionarios del gabinete municipal deben ser del partido".

Tras aclarar que sigue siendo socialista "como el primer día", le advirtió a su "sucesor" Miguel Lifschitz "que tenga cuidado porque le está pasando lo mismo" que le ocurrió a él.
enviar nota por e-mail
contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Cavallero, Guberman y Fernández, durante la presentación de "victoria, éxito y fractura".

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados