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 domingo, 28 de noviembre de 2004  
José Echeverría

"En el equipo del barrio teníamos a todo Newell's y a algunos muchachos de Central, como Miguel Larrosa", se ufana el Vasco Echeverría sobre el cuadro de Ludueña en los 50, en una costumbre impensable en la actualidad, pero que entonces era moneda corriente: los jugadores de primera preferían jugar en los torneos de los clubes porque ganaban más dinero que en el profesionalismo.

José Esteban Echeverría nació el 21 de mayo del 30 en Santa Rosa, La Pampa, en realidad la ciudad donde entonces trabaja su padre, José, un peluquero trotamundos de Rosario Norte y nieto de Lucas, un barbero sacamuelas vasco, que tenía un recordado negocio frente a la vieja estación Sunchales, como la llamaban a mediados del siglo pasado.

José comenzó a jugar a los 12 años en el Club Matienzo Vergara, que tiene la cancha en Matienzo entre la cortada Vergara y Gorriti, cerca de la cancha de River, que estaba en Vélez Sarsfield y Formosa, junto a la vía, y de la vieja cancha de Argentino, de Gorriti e Iguazú, que estaba rodeada de chapas.

"Empezamos a armar el cuadrito del barrio y jugábamos en todos los torneos. Se armaban cada torneos en los que jugaban Juan y Federico Vairo. ¡Cada jugador! En verano había torneos nocturnos, que se llenaban. Me acuerdo del día que bajaron a un cana del caballo", monologa el Vasco, mientras rebobina encantadoras imágenes del fútbol en los tiempos del potrero.

"Don Adolfo, tengo un hermano que es fulbá", le dijo un día Angel Echeverría al Alemán Celli, quien le pidió que lo llevara a Newell's. "Me llevó a una práctica y me acuerdo de que el Alemán estaba sentado en un costado y me llamó y me dijo: •Te vamos a llamar, pero cortate el pelo'. Menos mal que lo usé largo porque después no lo agarraba ni con la mano".

El Vasco estudió y jugó en el Ministerio de Obras Públicas con Haroldo Larrosa, Indalecio López y el Indio Morales, pasó por la Escuela de Aviación de Córdoba, donde se mató un hermano en un accidente aéreo, y volvió a los 17 años, cuando empezó a jugar en la primera local de Newell's, con Gianotti y Fanuele, pasó por la reserva y llegó a la primera en aquel equipo que formaba con Tarnaski; Griffa y José Echeverría; Angel Echeverría o Miralles, Mastruantonio o Ramacciotti y Boveri o Boksic; el Mono Carranza, Bellotti, Bernardo, Belén y Yudica.

José debutó en el 52 en cancha de Chacarita, la tarde en la que se quebró el codo y siguió jugando, por la que luego el presidente rojinegro, Miguel Llauró, le dio una medalla de oro: "A mitad del primer tiempo en un centro salté a cabecear, me tocaron de atrás y caí mal y me quebré el codo, pero me vendaron y seguí jugando. Llegué y me operaron y estuve un año sin jugar. No me acuerdo cómo salimos, pero allá perdíamos siempre. Era jodido, si no te lo ganaban los cuadros, te lo ganaban los referís. Cuando empatábamos era un triunfo".

El mejor recuerdo de su paso de diez años por Newell's fue la victoria sobre Boca 3 a 1 en La Bombonera, por la Copa Suecia, en el 57. Y el peor, las lesiones: "En una gira en Colombia me doblaron la nariz, y aquí me rompí los meniscos".

"Practicábamos en la cancha de Newell's y con Griffa nos decíamos •Hoy no pasa nadie'. En los suplentes jugaba Capote De la Matta y al final se iba y decía: "No juego más porque estos dos se vienen con toda la estantería. Yo los agarraba de entrada y después los atendía Griffa".

Al revés del Alemán Celli, que lo mandaba a pegar a Chupete Prott, el técnico Martínez Carbonell lo gastaba al Vasco por su rudeza: "Para practicar vos tenés que patear los eucaliptus".

Los hermanos Echeverría fueron uno de los curiosos casos en que jugaron juntos: "Yo era fulbá izquierdo y Angel, half izquierdo, y a veces lo puteaba porque se largaba a hacer jueguitos. El era El Lírico porque prefería perderla antes que tirarla afuera, pero se la quitaban y teníamos que correr nosotros. Las puteadas que le habrá mandado". l
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El Vasco tiene como uno de sus grandes recuerdos cuando le ganaron a Boca en la Bombonera.

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