| domingo, 28 de noviembre de 2004 | Mercados: Argentina, presa de su estrategia Si no se acuerda con la deuda el 2005 será un año muy complicado. De momento, postergar sólo complica Salvador Di Stefano La estrategia del gobierno argentino fue postergar permanentemente la reestructuración de la deuda pública pensando que más adelante encontraría un escenario mucho mejor. Esta estrategia podría ser compartida hasta cierto punto, ya que el próximo 24 de diciembre se cumplen tres años de la declaración de la cesación de pagos y parece un tiempo largo como para estar fuera del mercado de capitales. En este contexto se debería analizar la estrategia del gobierno, los organismos financieros internacionales y los bonistas.
Una fugaz película muestra un país en urgentes fotogramas: Argentina en la cumbre de Dubai, septiembre del 2003, presentó la oferta de reestructuración de la deuda pública que fue rechazada por unanimidad por los acreedores. Luego de esta presentación en febrero de 2004 el G7 presiona al gobierno a cambiar la oferta para salir rápidamente del default.
En marzo la relación entre Kirchner, el G7 y el FMI llega a niveles de ruptura, tal es así que el gobierno argentino se niega a realizar un desembolso de u$s3.000 millones al Fondo. Pero, luego de una ardua negociación el 9 de marzo no sólo se pagan 3.000 millones de dólares sino que un mes más tarde mejora la propuesta que es rechazada por la mayoría de los inversores.
La bonanza de los mercados financieros internacionales, con tasas de interés en franco descenso, hizo que la propuesta luciera más atractiva. No obstante los inversores pedían una mejora adicional y el gobierno no dio respuesta alguna a los pedidos de los bonistas. La propuesta comenzó a ser catalogada como de mala fe, ya que no existió diálogo entre las partes.
El fin de semana pasado en la reunión del Grupo de los 20 que son los siete países industrializados del mundo más 13 países emergentes, entre los que se encuentra la Argentina, se reunieron en Berlín. La alternativa, de haber concurrido, hubiera significado convertirse en el único país que no suscribiera uno de los documentos finales del evento.
Por primera vez, las autoridades de los grandes países parecen haber querido poner por escrito su visión acerca de cómo deben hacerse las cosas en caso de un default soberano y lo plasmaron en el manifiesto "Principios para el flujo estable de capitales y reestructuraciones equitativas en los mercados emergentes". No nombran ningún caso particular pero las diferencias con la forma en que Argentina encara el tema son notables. No se sabe si es un ultimátum o una presión para resolver el tema inmediatamente.
Luego de esta reunión el Banco de New York se negó a participar en la operación de canje debido a que Argentina no firmaba un contrato con el mismo. Esto desató fuerte preocupación y postergó, una vez más, la operación hasta el 17 de enero.
Argentina está presa de su propia estrategia: creyó que dilatar no tenía consecuencias y en marzo del 2004 recibió el primer aviso, hoy está ante el segundo aviso y el tercero será que hasta tanto no se reestructure la deuda no habrá acuerdo con el FMI, lo que implica que deberá pagarle en efectivo y que no habrá refinanciación posible hasta que se complete la tarea.
El problema no es ahora, pero si pasan los meses y Argentina no acuerda con los acreedores las reservas disminuirán y esto preocupará a más de un inversor, la economía desacelerará su marcha y los problemas podrían potenciarse en el marco de un año electoral.
La propuesta de reestructuración de la deuda es impresentable, el gobierno le ofrece a los bonistas un Bono Par, solo hasta u$s 50.000, a un plazo de 35 años pagando una tasa fija de 1,33% anual entre el año 1 y 5; del 2,50% anual para los años 6 al 15; del 3,75% anual para los años 16 a 25 y 5,35% anual para los año 26 a 35. La amortización opera a partir del 30 de septiembre del año 2029.
Con tan sólo saber que en el año 2005 la tasa de corto plazo se ubicará en el 4% anual y que el bono ofrece una tasa inferior al 4% para los próximos 25 años es claramente inviable tomar optar por este título, generando un claro incentivo a llevar el caso a tribunales.
El discount bond no es como el par, simplemente es bastante peor, propone una quita del 66,3% y pagará una tasa del 3,97% anual para los años 1 al 5 y capitalizara el 4,31% restante; del 5,77% anual para los años 6 al 10 y capitalizará el 2,51% restante y del 8,28% para los años 11 al 30. La amortización se pagará a partir del 30 de junio del año 2024.
En lo que hace al bono cuasi par en pesos actualizable por CER pagará una tasa del 3,31% anual durante los 42 años de duración, pero en los primeros 10 años se capitalizará, el capital comienza a pagarse a partir del 30 de junio del año 2036.
Esta propuesta es casi una estafa, claramente el gobierno deberá ofrecer una mejora de lo contrario a partir de febrero, a ponerse el casco. La bolsa, como siempre, se anticipa y ya comenzó a caer. enviar nota por e-mail | | |