| sábado, 20 de noviembre de 2004 | Entre lo pedagógico y la obligación moral La tutora de la escuela dice que la prioridad es no dejar a los chicos fuera del sistema educativo y la sociedad Silvia Mazzolini es docente y tutora de la Escuela Nº 133 de Rosario. Afirma que como tal se siente comprometida con sus alumnos "a ofrecerles algo más que un abrazo cuando se quiebran y un acompañamiento pedagógico cuando baja su rendimiento académico". En este sentido, considera que es "una obligación moral" garantizarles la continuidad de los estudios: "Ellos pasan por mis manos -agrega-, dejan tanto afecto, que debo darles una devolución, y no encuentro mejor modo de hacerlo que éste: pidiendo y atreviéndome".
Y el atrevimiento del que habla pasa por reclamar, junto al resto de la comunidad educativa, que los chicos que terminan el 9º año de la EGB no pasen a engrosar la lista de adolescentes que no estudian ni trabajan. "La prioridad es no dejar a los niños y adolescentes fuera del sistema educativo y por ende de la sociedad", expresa Mazzolini en una emotiva carta que hizo a La Capital .
"Me indigna cuando somos convocados por una fundación que nos invita a recuperar jóvenes que hayan abandonado su escolaridad obligatoria y cuando interrogamos el cómo, dónde y con qué, no tienen respuestas y sin un objetivo claro sólo aseguran que hay dinero importante para becar", relata para dar cuenta de las convocatorias a las que muchas veces son llamadas las docentes.
"Es decir, -añade- entiendo que esto sería salir a la calle a buscar a aquellos adolescentes que el sistema económico excluyó, mal llamados marginales, sino más bien marginados producto de la incoherencia entre las políticas educativas y las políticas económicas, y que los han expuestos a todo tipo de flagelo, y retenerlos a cualquier costo para que los números cierren".
En su carta, describe en detalle los pedidos realizados para contar con el comedor independiente del ámbito académico y el polimodal en su escuela que realmente asegure la continuidad de los chicos. También las promesas y concreciones logradas a partir de la visita de la ministra Carola Nin al establecimiento. Pero además, con el mismo énfasis, la negativa rotunda de la directora regional Adriana Bertolotti a abrir el polimodal en el horario nocturno.
Para Mazzolini no se trata de un capricho, sino de "un pedido avalado por la dirección de la escuela, los docentes y la firma de casi 60 padres, que veían en la creación del polimodal, en horario vespertino, la posibilidad de que sus hijos continuaran su formación, simultáneamente con posibles changas que los adolescentes realizarían para sostener a sus familias".
La tutora explica que los proyectos necesarios fueron presentados en tiempo y forma. De todos se seleccionó uno, que exigió ciertas modificaciones, adecuadas para este tipo de construcciones y conforme a las normas que rigen, desde la sección de Construcciones Escolares del Ministerio de Educación, quienes trabajan en combinación con el FAE.
Además reiteró que las razones de que este polimodal funcione en horario vespertino son innumerables: desde la falta de cupo hasta el costo del colectivo (si es que podían acceder a otras escuelas lejanas). "Sin embargo, y más allá de la inquietud de los padres, esperanzados con la implementación del polimodal, hasta hoy no hemos recibido tan siquiera la reiteración del no".
Con cierta desazón Mazzolini cuenta qué fue de los alumnos que egresaron en el 2002 y 2003 del tercer ciclo de la EGB de su escuela y que tenían la intención de ingresar al polimodal: "He comprobado con mucha tristeza que fueron abandonando, entre 1º y 2º años, hablo de alumnos con excelentes condiciones. Los he visto en estaciones de servicios, en playa de estacionamiento, cuidando coches por la calle, en trabajos precarizados, cortando ladrillos, en lo mejor de los casos trabajando en la construcción para atender su precoz paternidad y/o maternidad. Si estuvieran en nuestra escuela, no dudo podrían cumplir con ambas cosas". enviar nota por e-mail | | |