| viernes, 19 de noviembre de 2004 | Cuando se aflojaron el nudo de la corbata La supuesta severidad del marco no pudo con la irreverencia natural de los escritores. Cuando las ponencias culminaron, la narración de anécdotas arrancó sonrisas y hasta carcajadas de la gente. Y un Noé Jitrik que había defraudado con su exposición se reivindicó contando hilarantes experiencias de lecturas nocturnas. "No sabemos por qué algunos libros no nos dejan dormir y otros nos duermen irremediablemente", disparó. Y no bostezó nadie. enviar nota por e-mail | | |