| viernes, 19 de noviembre de 2004 | La difícil unidad lingüística Rainer Enrique Hamel (*) El discurso de la unidad de la lengua española impulsado hoy en día por España es un intento por reconstruir su hegemonía (no sólo lingüística) en Hispanoamérica. Se basa en un concepto abstracto de lengua que no percibe los complejos sistemas comunicacionales construidos por los sujetos hablantes en torno a una o varias lenguas.
El renovado impulso para reforzar la unidad de la lengua española forma parte de un nuevo proyecto de España, que ha jugado sin duda un papel de nuevo puente entre Hispanoamérica y, junto con fuertes inversiones en áreas estratégicas en los países hispanoamericanos: los bancos, compañías telefónicas, de agua y, sobre todo, buena parte de la industria editorial. En el campo de la cultura y la lengua, el despliegue de España ha sido importante, tanto en los países hispanos como en las diversas latitudes del mundo. Frente al despliegue dinámico español de una política lingüística internacional a través del Instituto Cervantes, nuestros países hispanos -en particular, México y Argentina- se han quedado a la zaga y no hacen casi nada al respecto.
Una política lingüística y cultural, de construcciones de identidades, tendrá que tomar en cuenta esta realidad compleja fundada en sistemas comunicativos plurilingües.
En esta tarea de impulsar una orientación plurilingüe, como sería deseable, los bloques regionales, como el Mercosur, juegan un papel importante y no deberían abandonar esta tarea a España, sus Institutos de Cultura y el Instituto Cervantes.
(*) Universidad Autónoma
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