| viernes, 19 de noviembre de 2004 | En recuerdo de Franco Egidi Cuatro años, cuatro años ya de buscar una justicia que no llega y ya no llegará. Tu caso está cerrado, tu asesino libre. Parece ser que un tratamiento psicológico, que dura lo que canta un gallo, lo considera "socialmente recuperado". Pudo ser reeinsertado en la sociedad, ya que no es una persona de alta peligrosidad alguien que busca un cuchillo y mata argumentando una decisión banal o resentimiento, envidia o vaya a saber qué. Es favorecido por estas leyes absurdas que consideran culpables pero innecesaria la aplicación de la pena en menores. Si al menos favorecieran para algo. A lo largo de estos cuatro años, poniendo especial atención a todos estos casos, veo cómo aumenta la delincuencia juvenil. Menores que matan, menores que toman rehenes para robar, menores que van con armas a la escuela, menores que son usados para la distribución de drogas. Menores, menores. Ni siquiera se dan cuenta que con todo esto sólo se permite que los mayores se abusen de los menores, los usen para abrir puertas o para pasar horas frente a los negocios pidiendo monedas. Dinero que no se sabe en qué utilizan, pero no precisamente para comprarles útiles, mandarlos a la escuela o darles de comer. Se trata de leyes absurdas, sentencias absurdas que sólo aumentan la inseguridad y refuerzan el desprestigio de la Justicia. Nuestro empeño por conseguirla no dio resultado, nuestras marchas no fueron apoyadas, ni trajeron la masa de gente que pudo convocar Blumberg. Nuestras marchas sólo fueron un grito de impotencia de quienes te amaron y te amarán por siempre. Por eso, como siempre, te recordamos mañana en una misa a las 19.30 en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, porque serás por siempre nuestro, Franco Egidi. Tu mamá.
Adriana G. Romero
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