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 jueves, 18 de noviembre de 2004  
Admiten que hay vacantes, "pero no para cualquiera"
El director del Servicio Penitenciario dijo que en Coronda hay plazas para presos de baja peligrosidad

"Hay muy pocas plazas en algunos pabellones de mediana seguridad, pero ahí no podés meter a cualquier preso", fue la respuesta que Fernando Rosúa, director del Servicio Penitenciario (SP) provincial, dio acerca de los datos que la mañana de ayer llegaron al despacho del juez de Instrucción Carlos Triglia desde las cárceles de Coronda y Las Flores (ver nota central). El funcionario carcelario reconoció que en "la mitad de la cárcel de Coronda hay un solo preso por celda", pero resaltó que allí "no se puede meter a cualquier preso". Y destacó: "Hay que tener claro que es diferente el lugar que se requiera para un procesado que para alguien que ya está condenado".

El director del SP provincial describió que una celda en los pabellones viejos de Coronda "tiene 2,50 por 3 metros" y en la mayoría "hay alojado un solo preso". En tanto, en los pabellones nuevos, donde las celdas son "un poco más chicas", se alojan dos detenidos. "En Coronda hace poco habilitamos dos pabellones chicos de mediana seguridad. Ahí hay algunas celdas libres, pero no es un lugar donde se pueda colocar a cualquier preso. Ahí deben ir detenidos que no sean de alta peligrosidad porque el régimen de vigilancia es menor que en otros sectores", explicó Rosúa.

A la hora de dar ejemplos, el director del SP hizo referencia al pabellón 2 corondino. "Allí los presos tienen visitas íntimas en las celdas. Ese lugar es para gente que tiene una conducta buena durante determinado período. Si se deriva a ese sector a un preso acostumbrado al encierro de los pabellones más conflictivos, se genera un trastorno bárbaro". El funcionario provincial dejó claro que "la cárcel es compleja. No cualquiera puede insertarse en cualquier pabellón. Hay determinadas fases que se deben cumplir seriamente para que un preso llegue a un determinado sector. Y no todos están en condiciones de cumplirlas".

"Debemos tener claro que es diferente tener a un procesado que a un condenado. Porque es distinto el sentido de la privación de la libertad", afirmó Rosúa. "Con un condenado hay que trabajar en la resocialización. ¿Esto qué implica? Que debe haber una serie de condiciones para poder trabajar en la futura reinserción. Eso implica asistencia psicológica, educación, trabajo y ayudarlo a proyectar su vida de muchos años en una unidad penal. El sentido del procesado es que no evada la Justicia. Son dos cosas distintas. No tiene nada que ver lo que requiere una cárcel con condenados que una con procesados", concluyó.
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