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 martes, 16 de noviembre de 2004  
Comanda los misiles de largo alcance y sueña con destruir a Israel
La fuerza de choque del régimen iraní gana crecientes espacios de poder
Los guardias revolucionarios controlan áreas clave de la economía, como el petróleo y los aeropuertos

Brian Murphy

Teherán. - Son la fuerza de choque de la Revolución Islámica de Irán, los hombres que capturaron la embajada de Estados Unidos hace una generación, y que fueron los más castigados en la guerra de ocho años con Irak.

Los guardias revolucionarios, un ejército muy bien financiado, siguen siendo la fuerza más potente con que cuenta el régimen. Y esa red de soldados y militantes parece deseosa de obtener una cuota mayor de poder ahora que el régimen de Teherán enfrenta nuevas presiones a raíz de sus ambiciones nucleares, la guerra en Irak y las elecciones presidenciales del próximo año, dicen analistas.

Un vívido ejemplo es el nuevo aeropuerto internacional de Teherán. Muchos pensaban que se convertiría en la vitrina del nuevo Irán. Los vuelos tendrían que haber comenzado hace meses. En cambio, está vacío y lo controlan los guardias revolucionarios. El aeropuerto fue clausurado porque los guardias sospechaban que la empresa que debía administrarlo habría tenido vínculos con su mayor enemigo, Israel.

Esa terminal aérea que recoge polvo en los desérticos suburbios de Teherán sería un indicio de que la teocracia iraní dando rienda suelta a los guardias en un momento delicado. Eso podría significar volver a posiciones intransigentes en lugar de aceptar un compromiso con Occidente en temas importantes, como el programa nuclear de Irán.

"El clima está preparado para que los guardias revolucionarios desempeñen un papel mayor", dice el analista político Saeed Ale Agha, que vive en Teherán.

El líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, y su círculo de asesores se sienten acosados desde muchas direcciones.

Washington ha advertido a Irán que se mantenga a distancia de sus hermanos musulmanes shiítas en el vecino Irak. Irán también enfrenta una lucha cuesta arriba para convencer a Occidente que su programa nuclear es con fines pacíficos. Y las elecciones presidenciales del año próximo para reemplazar al doblegado sector reformista del presidente Mohamad Jatami pueden nuevamente encender las pasiones políticas. Este año, el sector clerical conservador "purgó" al Parlamento de reformistas, mediante la prohibición de sus candidatos en las listas para las elecciones. Fue un golpe decisivo al poder de los reformistas de Jatami, que quedaron más que nunca a la defensiva y con muchos de sus líderes y militantes en prisión.

Los guardias revolucionarios -más de 200.000 soldados de élite-, actúan al margen del ejército regular, tienen contacto directo con el liderazgo de Teherán y un amplio mandato para enfrentar los presunto o reales "peligros" que asedian a la Revolución Islámica de 1979.

Cada avance de los guardias revolucionarios es otro golpe potencial a la influencia del gobierno electo, las fuerzas armadas y funcionarios reformistas.

Los guardias cuentan con un prestigio considerable porque estuvieron en la primera línea del frente en la guerra contra Irak, que se prolongó de 1980 a 1988. Esta fue, aunque poco conocida, la guerra más cruenta de Medio Oriente, con más de un millón de muertos entre ambos bandos. Los guardias dirigen la milicia conocida como basij que, según algunos cálculos, incluye a un 15% de la población, unos 10 millones de personas.

Pero eso no termina allí. Los guardias revolucionarios supervisan intereses vitales y lucrativos como plataformas petroleras, oleoductos y presas, y la situación del aeropuerto sugiere que están avanzando en nuevas aéreas de la política y la economía.

El ejército también debe consultar con los guardias muchos asuntos de interés, incluido el desarrollo de misiles. A comienzos de mes, Irán anunció que el alcance de sus misiles será ampliado a 2.000 kilómetros, con lo que pueden llegar a cualquier sitio del Medio Oriente y del Asia Central.

En septiembre, durante un desfile militar, los guardias exhibieron un misil Shahab-3 de alcance ampliado. Estaba envuelto en un estandarte que decía "Israel debe ser barrido del mapa". Esta frase no es mera retórica: es parte del discurso oficial de la República Islámica, y los misiles Shahab, junto con cabezas nucleares que Irán podría lograr en el futuro, serían el instrumento para concretar ese deseo destructivo.

"No es sorprendente que los dirigentes iraníes apelen a instituciones tales como los guardias revolucionarios", dijo Gary Samore, investigador del prestigioso Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, en Londres. "éste es un período de mucha incertidumbre en Irán. Los guardias revolucionarios son una institución confiable para el sistema".

La clausura y toma del aeropuerto de Teherán demostró qué lejos pueden llegar los guardias, y lo poco que pueden hacer otros sectores para frenarlos.Los guardias cerraron la terminal aérea, construida a un costo de 200 millones de dólares, cuando debía iniciar sus vuelos en mayo, citando riesgos de seguridad. Temían posibles vínculos comerciales entre Israel y una empresa turca involucrada en la gestión de la terminal.

El gobierno y legisladores protestaron, pero en vano. El Parlamento ahora controlado por los conservadores, que incluye ex oficiales y simpatizantes de los guardias, aprobó el 4 de octubre un juicio político contra el ministro de Transporte por el contrato otorgado a la empresa turca. Fue la primera figura reformista de relieve en caer bajo la mira de los los guardias. (AP)
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Desfile de guardias de la revolución en Teherán. Son una fuerza de 200.000 hombres.

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