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 martes, 16 de noviembre de 2004  
Ayer comenzó el otro encuentro y se colmó de participantes
Pérez Esquivel: "Con una palabra podemos amar o destruir como un arma"
El premio Novel de la paz valoró el Congreso de laS lenguaS como un encuentro contra el pensamiento único

La conferencia inaugural del Congreso de laS lenguaS planteó su razón de ser en torno al idioma dentro de un ámbito plural, de reconocimiento y respeto entre las culturas y las lenguas. Esa presencia múltiple llevó hasta los pupitres a representantes de las etnias toba, wichi, kolla, quechua y guaraní, que acompañaron al presidente honorario del Congreso, el premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel."Con una palabra podemos amar y con otra destruir, y puede ser tan mortal como un arma", lanzó contra la ligereza en la expresión el Nobel argentino. El público desbordó la sala del Centro Vasco Zaspirak Bat (Entre Ríos 261) y obligó a los organizadores a implementar un anexo para dar espacio a las más de 600 personas que se acercaron para compartir la primera actividad del encuentro.

"La humanidad se enfrenta al pensamiento único -dijo Pérez Esquivel-; el inglés se impone a través de la dominación cultural, política y económica. Este pensamiento único también es de muerte, ya que lleva a la desaparición de las lenguas y de los pueblos". Contra esa unicidad, el Nobel planteó volver las raíces como un modo de "recuperar la memoria", pero para superar un estado contemplativo de angustia, "para iluminar el presente y generar el futuro".

"La palabra es energía que tenemos que potenciar y enriquecer -planteó-. Con una palabra podemos amar y con una palabra podemos destruir, y puede ser tan mortal como un arma". En esa riqueza incluyó los aportes de cada lengua, su cosmovisión y sus necesidades. "Hay una riqueza extraordinaria en lo pluricultural, lo multilingüístico de la Argentina y de todo el continente", señaló Pérez Esquivel, quien se incluyó dentro de un proceso de aculturación por el cual perdió el idioma de su abuela, el guaraní.

Sostuvo que "hay mucho de político" en el Congreso de la Lengua Española, porque es una instancia de control. "¿Por qué lo controla la Real Academia Española y no México, la Argentina u otros países?", cuestionó. "Esperamos que esto sea diversificado, y en lugar de relaciones piramidales podamos construir relaciones horizontales, de un pluralismo democrático de las lenguas, en beneficio de todos y no de algunos" y remarcó que algunos, siempre son pocos. "Estos son siempre actos políticos -afirmó- porque no son ajenos a los intereses y al poder".

En contraste, planteó la necesidad de discutir la educación en las escuelas para propiciar la inclusión, enfrentar la deserción escolar e incluir la educación bilingüe para no perder la riqueza cultural de los diferentes pueblos. "Hay mucho que pensar -dijo- si queremos construir una democracia participativa, y no una democracia electoralista".

El congreso se "armó" contra el oficial, el de la lengua en singular, sentando posiciones casi siempre en contrario a las "políticas oficiales". No sólo sobre la lengua, o la potestad de imponer a los hablantes las normas del "buen decir". La discusión se planteó en relación a las políticas económicas, que obstaculizan la recuperación de las fábricas por sus obreros y precariza las condiciones de trabajo, y las de educación, de las cuales depende la calidad y las condiciones en que se producen la enseñanza y el aprendizaje.


Diferencias que permiten existencias
Los panelistas reivindicaron la lucha y la sobrevivencia de los lenguajes y las culturas "minorizadas" y perseguidas, como las aborígenes en América latina y las de regiones que pelean por su autonomía, como Galicia, el País Vasco, o Catalunya en España. "Son esas diferencias las que nos permiten -remarcaron los organizadores- seguir siendo uno, en relación con otro".

También en esa posición marcaron diferencias con el congreso oficial. "No hablamos de los pobres, los marginados, los excluidos, sino con ellos", aseguraron. La síntesis de ese modo de trabajo en la frase "no hablamos de, sino con" fue una de las que se pudieron leer en las banderas que adornaron el salón, cuya realización fue una de las primeras actividades del encuentro.

Así, la autodeterminación lingüística quedó planteada como un derecho humano de los pueblos. "No hay nada más importante y constitutivo de la identidad que la propia lengua, que, siendo un componente más del sistema cultural de cada pueblo, ocupa un papel privilegiado por su capacidad de simbolizar, interpretar, construir y comunicar no sólo las demás expresiones culturales sino el entramado de la dinámica social", planteó Patricia Pognante, una de las docentes que impulsó el Congreso de laS lenguaS junto a Rodolfo Hachen; ambos de la Facultad de Humanidades y Artes.
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Pérez Esquivel fue el encargado de la conferencia inaugural.

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