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 domingo, 14 de noviembre de 2004  
Alemania y Holanda, finalistas

Si debían evitar cualquier clase de suspicacias no lo hicieron demasiado bien. Ni Alemania ni Holanda tuvieron ambición y se conformaron con que pasaran los minutos para empatar 1 a 1, quedarse con el primer y segundo puesto y clasificar a la final, dejando sin posibilidad a Las Leonas de arrebatarles esos lugares. Hablar de un acuerdo previo es tan temerario como injurioso si no se tienen pruebas. Pero lo cierto es que ambos seleccionados fueron una pálida expresión de lo que venían siendo en el Champions Trophy y ni por asomo se parecieron a los recientemente finalistas de los Juegos Olímpicos de Atenas. Jamás arriesgaron y los goles dieron la sensación de ser apenas un condimento de un partido que provocó la reprobación de las colmadas tribunas del Jockey. Hoy la historia será diferente, cuando a las 21.15 se vuelvan a encontrar para determinar quién es el campeón.

Qué se puede desmenuzar de dos equipos que rara vez inquietaron. El mejor termómetro de lo que ocurría lo dio el público. A los 20" atronó el "borombon bon, está arreglado, suspéndalo". La apatía era exasperante. Lo mismo que los tiros de Hoffman y Rinne que definieron con liviandad ante De Haan.

Holanda pudo convertir. Pero la arquera Frank interceptó con sus manos un corto de Paumen y luego tapó con el cuerpo un desvío de Schopman. Poco, demasiado poco. Hasta que Rinne, a la salida de un córner corto, la metió abajo junto al palo derecho. El estadio estalló. Terminaba el primer tiempo y si se mantenía ese resultado, y Las Leonas ganaban eran finalistas.

La estructura defensiva de Alemania ayer ni apareció en el complemento. Si no es difícil entender por qué Hoog tuvo libertad para enfrentar a Frank sin marcas, medir el tiro y convertir de revés. Silencio absoluto y todo lo demás fue un fiasco. Claro, se había cerrado el trato.
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Teutonas y naranjas cosecharon el resultado que más les convenía.

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