| sábado, 13 de noviembre de 2004 | | | Charlas en elCafé del Bajo -Caminando por la peatonal Córdoba me encontré días pasados con un funcionario de la provincia y después de hablar un rato me transmitió su preocupación por cuanto el gobierno de la provincia de Santa Fe se la pasa haciendo obras y...
-¿Usted me está embromando Candi?
-No, no lo embromo. Déjeme terminar, no me interrumpa.
-Bueno, siga, siga.
-Me decía entristecido este funcionario que el gobierno de la provincia de Santa Fe se la pasa haciendo obras en Rosario y que el rédito se lo lleva la Municipalidad.
-Pero si el gobierno de la provincia de Santa Fe ni siquiera promociona a sus funcionarios, ¿cómo va a promocionar lo poco y nada que pueda estar haciendo?
-¡Eh!, pero no diga eso. Algunas obras se hacen y eso de que no se promociona a los funcionarios está demás. A los funcionarios no se los debe promocionar.
-Bueno, me expresé mal. Quise decir que no se sabe quiénes son los ministros, menos se va a saber qué obras hacen. ¿Y por qué digo esto? Pues porque a los funcionarios se los conoce por sus acciones, pero como no hay acciones a los funcionarios santafesinos no se los conoce. Haga usted un simple relevamiento: pregunte en algunos barrios quién es el ministro de Salud de la provincia, quién es el titular de Educación y reflexione sobre las respuestas. No los conoce nadie. ¿Y sabe por qué? Porque no hacen nada.
-Usted sabe que yo no estoy de acuerdo con eso.
-¿Ah, no? ¿Por qué?
-Porque yo creo que ciertos emprendimientos hay, pero no saben comunicarlos a la ciudadanía. En esto la gente de la Municipalidad es mucho, muchísimo más inteligente. Ellos ven un tronco con formas armónicas y algo atractivo y le ponen vallas, lo pintan y un cartel que dice: "Estamos haciendo linda a la ciudad". Después inauguran el tronco con bombos y platillos. Ellos saben hacer de un ineficiente cuerpo como la Guardia Urbana algo pintoresco con sensación de necesario aunque la verdad sea que no sirve para nada. Tan eficientes son en la comunicación y el método de persuasión los de la Muni que van a lograr, por ejemplo, que el Concejo termine aumentando el presupuesto para este cuerpo de "elite". En esto los peronchos son históricamente unos quedados, displicentes y cuando se abocan rara vez a trabajar en la transmisión de una información son unos soberbios e insensatos.
-¡Epaaaa! ¿Cómo dice eso?
-Pero si los conozco, los conozco. Mire, salvo excepciones (que las hubo y brillantes en la provincia) los peronistas no tienen discurso, y si lo tienen no han encontrado la vía eficaz para transmitirlo. Es cierto que muchas veces las puertas de los medios se cerraron para ellos, pero no es menos cierto que cuando se les abrieron no supieron que decir. Es decir, algunos peronistas son como estas personas con traumas derivados de una niñez complicada. De adultos salen desenfrenadamente a satisfacer la frustración infantil aunque no sepan bien cómo ni para qué. Por eso a veces algunos dirigentes se preocupan más por conseguir espacios en los medios que por el mensaje que darán el que termina, siendo más piantavotos que otra cosa.
-Y otros no se preocupan por nada, como el gobierno de la provincia.
-Yo no cometería la injusticia de poner a todos en la misma bolsa. Sí creo que el gobernador y sus allegados inmediatos no tienen la más pálida idea de lo que significa una política comunicacional y por eso muchas obras, como me decía el funcionario de marras, parecen ser municipales. O tal vez yo sea demasiado inocente, como me dice una psicóloga amiga, y el gobernador Obeid sí sepa comunicar, pero prefiera no hacerlo vaya a saber por qué cuestiones remotas e insospechadas y le regale al intendente Lifschitz, que es un buen intendente, su indiferencia en cuestión comunicacional y los resultados en una bandeja de plata.
Candi II
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