| miércoles, 10 de noviembre de 2004 | Masacre en Villa Ramallo, el 2º juicio Contradicciones entre bonaerenses y federales Una vez más quedó en evidencia la falta de coordinación en la resolución de la toma del Banco Nación La falta de coordinación y las contradicciones que tuvieron los grupos tácticos de la policía bonaerense y de la Federal en el operativo que desembocó en la llamada Masacre de Villa Ramallo volvieron a ser ayer el eje del juicio oral que se desarrolla en los Tribunales Federales de Rosario. Tales diferencias llevaron a que los jueces dispusieran un careo entre dos de los declarantes.
Por la mañana los jefes del Grupo Halcón de la bonaerense remarcaron haber actuado con independencia de sus pares del Geof, el grupo táctico de la Policía Federal, y negaron haber intercambiado handys con ellos cuando combinaron un asalto táctico a la sucursal del Banco Nación de Villa Ramallo.
El aluvión de preguntas que se les formularon a los responsables de la División Halcón dejó la impresión, por momentos, de que se estaba evaluando la responsabilidad global de ese grupo en la masacre antes que el comportamiento individual de los 8 policías sentados en el banquillo. Tres de ellos están presos por la muerte de dos rehenes: el gerente Carlos Chaves y el contador Carlos Santillán. Cuatro, en libertad, acusados de disparos que no llegaron a lastimar a los ocupantes del vehículo. Y el octavo es juzgado por incumplimiento de sus deberes.
La segunda ronda de Halcones que declararon ayer en el juicio estuvo motivada por las contradicciones que surgieron entre lo dicho días atrás por los hombres de ese grupo y el jefe del Geof, Claudio Marcelo Pereyra, quien ayer ratificó que planearon un ingreso conjunto al banco para rescatar a los rehenes. El Geof lo haría por el cajero automático; el Grupo Halcón por la casa del gerente.
Como custodios de esos accesos, el Geof ubicó a dos francotiradores a su cargo frente al cajero. Y apostó al tirador Ariel Loyola en un techo frente al garaje de la casa del gerente. Este hombre estuvo a disposición de los Halcones y usó un handy con frecuencia de esa repartición. El jefe del Geof dijo, además, que les dejaron a los Halcones un handy propio para sincronizar un ingreso en simultáneo al banco. Pero eso no llegó a producirse: la intempestiva salida del auto del gerente con asaltantes y rehenes a bordo llevó a los Halcones a correr tras el auto, mientras el jefe de ese grupo operativo ordenaba tirar a las gomas.
La existencia de un handy en común con el Geof fue negada ayer por el entonces jefe táctico de los Halcones, Gerardo Rafael Ascacibar, quien tampoco recordó la presencia de un tirador de la Federal a su cargo. Lo mismo dijo el responsable de los "topos" apostados en el entretecho del banco. "Si hubo un intercambio de comunicaciones con el Geof no lo recuerdo", respondió Roberto Franceschetti.
Algo más de claridad aportó el halcón encargado de las comunicaciones, Angel Carlos Angulo, quien sí tuvo contacto vía handy con el tirador Loyola pero ignoraba que sus pares de la Federal habían dejado un aparato propio para contactarse con ellos. Angulo reveló que hasta los mismos Halcones se comunicaban con frecuencias distintas: los observadores lo hacían por un canal, los alistados en el grupo de asalto, por otro.
Esos dimes y diretes quedaron aclarados a lo largo de la tarde cuando se produjo el careo entre Loyola y Angulo, lo que le permitió al tribunal tener en claro las posiciones que cada uno de ellos tuvo la trágica noche de septiembre de 1999 y lo que se transmitió por los handys. Asimismo, el comisario Ascacibar volvió a declarar ante los jueces y, tras ratificar sus dichos, recuperó la libertad que había perdido parcialmente (ver aparte) en horas de la mañana. enviar nota por e-mail | | |