| miércoles, 10 de noviembre de 2004 | ¿Torquemada volvió? ¿Qué les pasa a quienes nos gobiernan? ¿Cuánto más jugarán con el tiempo de un país o de un municipio? ¿Creen que los ciudadanos debemos esperar que -por una especie de inspiración divina- alguna vez se les ocurra una idea coherente? Me refiero con todo esto a la noticia que leí respecto a estos "buzones de la vida" que propone nuestro concejal Bonacci. A ver...¿qué nos proponen?, ¿que denunciemos anónimamente a quienes supuestamente comercializan ilegalmente estupefacientes, cierto? ¿A qué se debe? Si un vecino honesto y trabajador, sabe quiénes son estos delincuentes y los denuncia, ¿no debería dar la cara y ser responsable por lo que denuncia o acaso estarán exentos de la responsabilidad penal por la falsa denuncia? Otro punto curioso es la necesidad de que un vecino denuncie a estas personas. Esto revelaría el fracaso de las tareas de inteligencia de la policía. ¿Acaso las fuerzas encargadas de prevenir el delito (y no sólo de reprimir) son incapaces de investigar y actuar contra los narcotraficantes locales de poca monta? ¿Para qué están, entonces, sólo para reprimir? ¿Qué esperan que hagamos con estas denuncias, que comencemos una cacería de brujas? Si estamos tan preocupados en la ciudad por el fenómeno de la droga, propongo buscar medidas efectivas y no efectistas. Salgan a la calle, pasen alguna noche en un boliche, cualquiera de ellos, el que esté de moda en el momento y vean qué es lo que se consume y quiénes lo consumen; vayan a la cancha y a los alrededores de éstas y huelan el aire, a ver qué aroma tiene. Como todo en la vida, las soluciones no son tan complicadas como creemos que son, sólo las complicamos cuando queremos congraciarnos con el Señor y con el diablo. No vengan con medidas tontas, no gasten el tiempo que les pagamos en medidas que se tomaron 500 años atrás y no dieron resultados positivos, todo lo contrario, era un desastre. ¿No lo leyeron alguna vez en algún libro? A veces, en eso que tiene dos tapas, un lomo y páginas escritas con tinta se lee algo de historia y se aprende a no cometer errores pasados que hicieron estragos. En definitiva, prefiero que se callen la boca, no digan nada, no opinen, antes de que traten de tonta a toda la ciudadanía. Hay un refrán que dice algo: "Cuándo no tengas nada inteligente qué decir, calla". Algunos deberían jugar a ser mudos. Me duele decir esto, hay gente muy respetable, honesta y admirable en el Concejo Municipal, pero tiran gran parte del trabajo bueno cuando salen con estas ideas.
Juan Manuel Echeveste
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