| martes, 09 de noviembre de 2004 | Tobas reclaman indemnización por una histórica masacre en Chaco En 1924 la policía fusiló a 450 personas en Napalpí. Exigen 116 millones de dólares para financiar programas Integrantes de la comunidad toba del Chaco reclamaron al Estado nacional el pago de una indemnización de 116 millones de dólares por la denominada Masacre de Napalpí, cuando en 1924 fueron fusiladas 450 personas, la mayoría de la etnia toba.
La Asociación Aborigen La Matanza, de Quitilipi, presentó la demanda ante el juez federal de Resistencia, Carlos Skidelsky, en la que exigen una "reparación histórica en nombre y representación de los veinte mil tobas, wichís y mocovíes que aún sobreviven en el país".
El trágico episodio tuvo lugar hace 80 años en la reducción de Napalpí, a 128 kilómetros de la capital chaqueña, cuando más de 400 aborígenes y un grupo de criollos, liderados por el cacique Pedro Maidana se sublevaron reclamando mejor pago por la cosecha de algodón.
La sublevación, que fue considerada la única huelga agraria indígena de la historia argentina, se produjo el 19 de julio de 1924. Los integrantes de las comunidades fueron cercados y masacrados por policías del entonces Territorio Nacional del Chaco.
La huelga indígena se había realizado "para solicitar reivindicaciones muy simples: mejores condiciones de trabajo, pago en pesos y no en vales, y que se interrumpa la ocupación ilegal de sus tierras a manos de blancos", señala la demanda.
La asociación aborígen basó su reclamo en un fallo reciente de la Corte Suprema de Justicia sobre imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad.
En caso de prosperar la demanda, el monto que se perciba será destinado a financiar programas de desarrollo para las comunidades aborígenes chaqueñas, con la supervisión de la fundación que preside la premio Nobel de la paz, Rigoberta Menchú Tum, indicaron miembros de la asociación.
"La herida abierta" En 1998 los hechos fueron rescatados del olvido por el escritor y periodista Vidal Mario a través de su libro "Napalpí, la herida abierta". En la investigación se detalla: "El ataque terminó en una matanza, en la más horrenda masacre que recuerda la historia de las culturas indígenas en el presente siglo. Los atacantes sólo cesaron de disparar cuando advirtieron que en los toldos no quedaba un indio que no estuviera muerto o herido. Los heridos fueron degollados, algunos colgados. Entre hombres, mujeres y niños fueron muertos alrededor de doscientos aborígenes y algunos campesinos blancos que también se habían plegado al movimiento huelguista".
La Red de Comunicación Indígena destacó que "se dispararon más de cinco mil tiros y la orgía de sangre incluyó la extracción de testículos, penes y orejas de los muertos, esos tristes trofeos fueron exhibidos en la comisaría de Quitilipi. Algunos muertos fueron enterrados en fosas comunes, otros fueron quemados".
El cacique toba Esteban Moreno contó la historia que es transmitida de generación en generación. "En las tolderías aparecieron soldados y un avión que ametrallaba. Los mataron porque se negaban a cosechar. Nos dimos cuenta que fue una matanza porque murieron aborígenes, tobas y mocovíes, no hay soldados heridos, no fue lucha, fue matanza, por eso ahora ese lugar se llama Colonia La Matanza".
La Reducción de Napalpí -palabra toba que significa lugar de los muertos- habÌa sido fundada en 1911, en el corazón del Territorio Nacional del Chaco. Las primeras familias que se instalaron eran de las etnias Pilaga, Abipon, Toba, Charra y Mocoví. El corresponsal del diario La Razón, Federico Gutiérrez, escribió en julio de 1924: "Muchas hectáreas de tierra flor están en poder los pobres indios, quitarles esas tierras es la ilusión que muchos desean en secreto".
El 12 de octubre de 1922, el radical Marcelo T. de Alvear había reemplazado en la presidencia a Hipólito Yrigoyen y el Chaco ya se perfilaba como el primer productor nacional de algodón. Pero en julio de 1924 los pobladores originarios toba y mocoví de la reducción aborigen de Napalpí se declararon en huelga: denunciaban los maltratos, la explotación de los terratenientes. Los ingenios de Salta y Jujuy ofrecieron mejor paga. Hacía allí intentaron ir los pobladores, pero el gobernador Centeno prohibió a los indígenas abandonar el Chaco. (Télam) enviar nota por e-mail | | Fotos | | |