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 lunes, 08 de noviembre de 2004  
Procesan a un policía por matar a un preso que se había fugado
Le disparó por la espalda a pesar de que su vida no corría peligro, ya que estaba guarecido tras un tapial

María Laura Cicerchia / La Capital

Tres años atrás, una fuga de 14 presos de la comisaría 5ª terminó con uno de ellos muerto: un policía del CGI lo baleó en la espalda en medio de un supuesto enfrentamiento que los vecinos negaron. Al examinar el caso, un juez dictaminó días atrás que el tiroteo existió, pero que también hubo un exceso en la conducta del sargento que ultimó al evadido: lo hizo a pesar de que su vida no corría riesgo porque estaba protegido detrás de un tapial. Por ello el magistrado procesó al suboficial por homicidio culposo al considerar que traspasó el límite que le imponía su función.

Claudio Adrián Sánchez, sargento del Cuerpo Guardia de Infantería (CGI) de la Unidad Regional II, fue procesado por el juez de Instrucción Nº 13, Osvaldo Barbero, tres años después de la balacera que le costó la vida a uno de los detenidos que habían escapado del penal de la seccional de Italia 2153.

El magistrado evaluó que el sargento actuó en cumplimiento de su obligación como policía, pero que el disparo letal fue innecesario.

El 22 de diciembre de 2001 fue día de visitas en la seccional 5ª, donde 47 internos se apiñaban en un lugar para 15. A las 14.40, mientras los detenidos recibían a sus familiares, 14 presos escaparon. Algunos, por un hueco en la pared de un calabozo que daba a un depósito con salida por España y Riobamba, y otro grupo trepó a los techos y ganó la calle.

El Comando Radioeléctrico y el CGI comenzaron a buscarlos. En el rastrillaje, se introdujeron en la villa La Lata, donde a las 14.45 localizaron a Moisés Arreguín, de 23 años, en una casa de Garay al 1500. Allí el prófugo "tomó de escudo a una menor discapacitada y se tiroteó con la Guardia de Infantería", según reveló entonces la policía.

Arreguín, procesado pocos días antes por un robo, murió en el Heca a las 15.30. Otros tres evadidos fueron recapturados con vida.

Al día siguiente, la madre de la nena tomada como escudo desmintió esa versión. "Entraron tres pibes corriendo. Uno de ellos me dijo: «Déjeme entrar que me quieren matar». Uno de los pibes agarró a la nena y cerró la puerta. Yo le dije que la soltara. El muchacho lo hizo y los tres salieron corriendo para la casa del vecino", explicó Eva Crespín.

Otros vecinos refutaron la explicación oficial: dijeron que los presos no estaban armados, que los detenidos "subieron caminando" al patrullero y que no quedó rastro de sangre en el lugar.

El juez de Instrucción que investigó los hechos, sin embargo, consintió la versión del tiroteo: según su criterio, el disparo efectuado por el sargento fue en respuesta a otro que había realizado Arreguín con un revólver calibre 22. Aun así, juzgó que ese balazo policial fue innecesario porque el sargento se encontraba detrás de un tapial al disparar: "Le hubiese bastado agacharse para neutralizar la agresión", planteó. También consideró que el policía -que está en libertad- "pudo tirar a una zona no vital, apuntar a las extremidades". El disparo ingresó por la cara posterior del hombro derecho de Arreguín, lo que a criterio del juez sucedió porque el preso "estaba punto de girar para huir" cuando fue baleado de muerte.
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