 | lunes, 08 de noviembre de 2004 | Con precisión y objetividad Hace unos días hemos recibido en la redacción de la revista Tradición Gallera, de San Miguel de Tucumán, el suplemento Señales de la Cultura y la Sociedad, que se publica en La Capital. Varios fueron los llamados telefónicos de integrantes de nuestra "perseguida" comunidad deportiva para hacernos conocer la publicación del artículo que bajo la denominación "Duelo criollo, riña de gallos", la periodista Natalia Lifton redactara con suma objetividad y precisión. Resulta casi una excepción rescatar artículos referidos a esta milenaria práctica gauchesca y deportiva que no insinúan intenciones de distorsión y desprestigio de una realidad incontrastable. La historia de las riñas de gallos en el mundo es riquísima en hechos y anécdotas y son personalidades del más alto rango que los convierten en más atractivos. Próceres, religiosos y sobresalientes profesionales han sabido entretenerse en sus distintas épocas en sus respectivos terruños a través de la autóctona costumbre que entrelaza tradición, con diversión y deporte. Países de América, como Puerto Rico, República Dominicana y Cuba han sabido actuar con realismo supremo y, dejando de lado falsos prejuicios de sentimentalismos estéril de una parte de la sociedad, han optado por administrar y legislar dicho deporte. El resultado: un flujo anual de miles de dólares en concepto de movimiento turístico, importación y exportación de aves y retenciones para las arcas del Estado de un tanto por ciento del juego que emerge de tales jornadas. Es una verdadera pena que nuestro país, con una enorme masa de aficionados distribuidos en todo el territorio nacional, no pueda canalizar su afición con la libertad que merece. Sería por demás oportuno que nuestros legisladores se anoten un "poroto" a favor y estudien con minuciosidad todo lo que encierra esta actividad con sus potenciales posibilidades económicas para legislar inteligentemente al respecto. Los felicito por la nota publicada y, ojalá, que ella encuentre el reconocimiento de una amplia y matoritaria franja de nuestra sociedad rayana en una ignorancia total en torno a los gallos de pelea.
Idelfonso J. Fernández, revista Tradición Gallera, San Miguel de Tucumán
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