| sábado, 06 de noviembre de 2004 | Punto de vista Nadie se hace cargo Adrián Gerber / La Capital La indiferencia y naturalidad con que la sociedad acepta la presencia de menores deambulando por las calles es llamativa. Impera como una certeza de que ya forman parte del paisaje urbano. Por momentos parece que preocupan más los perros callejeros (nadie dice que no sean todo un tema), que el presente y futuro de estos chicos.
Pero lo más alarmante es la pasividad con que el Estado asume el problema cuando tanto el municipio de Rosario como la provincia tienen los recursos necesarios para abordarlo. Es más, a veces resulta obsceno ver cómo algunos funcionarios dilapidan fondos públicos en acciones superfluas, viajes intrascendentes y actividades sin ningún beneficio concreto para la sociedad, cuando hay temas urgentes que no tienen el presupuesto adecuado.
Para solucionar el problema de los chicos de la calle hace falta decisión política, y eso por ahora escasea. Porque es muy poco lo que puede hacer un ciudadano común cuando encuentra un menor mendigando. ¿Darle una moneda? Esto no saca al chico de la calle, donde está expuesto al maltrato, abuso y abandono. Los menores necesitan un hogar, contención, educación, salud, alimentos, posibilidad de jugar, vivir la infancia. Estas son sus necesidades, pero también sus derechos. Y el Estado tiene la obligación de respetarlos y hacerlos respetar.
La evidencia de que el municipio y la provincia no tienen programas serios que aborden la problemática es que ni siquiera existe un número telefónico para denunciar casos de chicos de la calle. Cuando alguien se encuentra ante esta situación no tiene a quién llamar. Y la gente se resigna, y el Estado sigue sin hacerse cargo. enviar nota por e-mail | | |