Año CXXXVII Nº 48558
El Mundo
Política
Economía
La Ciudad
Información Gral
Opinión
La Región
Escenario
Página Solidaria
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Salud 27/10
Autos 27/10
Turismo 24/10
Economía 24/10
Escenario 24/10
Señales 24/10


contacto

servicios

Institucional

 lunes, 01 de noviembre de 2004

Editorial:
Deterioros en la Biblioteca Argentina

Realmente resulta difícil de entender la imagen deteriorada que exhibe la Biblioteca Argentina Juan Alvarez, a poco más de dos semanas del inicio del Congreso de la Lengua. Manchas de humedad, grietas, filtraciones, paredes y columnas a las que se les cae el revoque y un piso de pinotea astillado, sobre el que sobresalen las tablas. Es que se trata de uno de los ámbitos culturales de la ciudad, de un alto valor simbólico y de verdadera gravitación en la vida de miles de ciudadanos, muchos de los cuales lograron avanzar en sus estudios o graduarse en sus carreras universitarias debido al excelente servicio que allí se presta. Un edificio que, por su antigüedad y la calidad de los materiales, requiere de un cuidado permanente, ya que por ahí pasan diariamente un gran cantidad de usuarios, quienes de algún modo u otro le generan algún tipo de perjuicio. Lo menos que se pretende es que exista una política de preservación y, si existiesen dificultades para ello, darlas a conocer para hallar soluciones alternativas.

Hace unos meses, ya se había advertido sobre las condiciones en que se hallaba la sala de lectura y en ese momento los funcionarios del área, tras reconocer los problemas de estructura, se comprometieron a realizar tareas de mantenimiento. Pero, evidentemente, tal como dio cuenta ayer La Capital, la Biblioteca no formó parte de los edificios emblemáticos con vistas al Congreso de la Lengua y, en consecuencia, no contó con partidas presupuestarias especiales. Ahora, la Secretaría de Cultura ha informado que la mayor inversión edilicia para el 2005 se destinará a la Biblioteca Argentina. Ojalá se cumpla.

Hace unos años, el historiador Miguel Angel De Marco (h), al reflexionar sobre lo que significaba para el país como patrimonio cultural, señalaba que "las partidas presupuestarias no siempre se condicen con las urgentes necesidades que, por la demanda de usuarios, ella tiene". Y daba como ejemplo la baja asignación que se daba por año para la compra de libros. Precisamente, en julio del 99, contaba con 180 mil ejemplares, con 110 empleados, asistían diariamente entre 1.000 y 1.500 lectores y se contabilizaban 600 mil pedidos de consultas de piezas bibliográficas por año.

Es posible que hoy, tras la profunda crisis por la que atravesó el país, la Biblioteca esté superando holgadamente esas cifras, habida cuenta de las dificultades económicas de una amplia franja de la población. Resulta imprescindible entonces mantener una adecuada y criteriosa política para con ella, tanto en la preservación como en el incremento de su patrimonio. Darle prioridad en el futuro será la mejor manera de resarcir los descuidos del presente.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados