| domingo, 31 de octubre de 2004 | Cartagena de Indias: Recuerdos de la colonia Por su notable legado arquitectónico fue declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco Pablo Amadei Por su pasado y presente atrae las miradas de viajeros de diferentes partes del mundo. Ubicada frente al mar con una bahía en forma de boca, es la puerta de entrada al continente americano. Calles estrechas que hay que disfrutar una por una, balcones florecidos, casas que guardan recuerdos de la época colonial y plazas que son un documento vivo del pasado convierten a Cartagena de Indias en un destino de novela.
El viajero encontrará que el alma de la ciudad permanece imperturbable pese al paso de los años y aunque algunos intentan compararla con San Juan de Puerto Rico o La Habana, Cartagena es y será hermosamente única.
Declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por su valor arquitectónico, es hoy el centro turístico por naturaleza de Colombia. Su casi millón de habitantes ve como a diario desfilan turistas de los más recónditos lugares del mundo. Si hasta el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez la eligió para ejercer el oficio de periodista. Y es hasta probable que sus calles lo hayan inspirado para algunas de sus historias, entre las que se encuentra "Memorias de mis putas tristes", su más reciente y ya exitoso libro.
Desde sus inicios, Cartagena de Indias fue protagonista de sucesos que marcaron a fuego la historia del país. Lo que primero fue un poblado indígena habitado por los bravos Caribes, que más de un problema le causaron a los conquistadores españoles, se transformó un 1º de junio de 1533 con la fundación oficial en manos de Pedro de Heredia. Su nombre se lo debe a la gran similitud que existe entre su bahía y la existente en la Cartagena española.
La naciente población se transformó enseguida en puerto comercial y de esclavos. Por su importancia estratégica se hizo atractiva a los ojos de piratas ingleses, franceses y holandeses, enemigos de España, quienes quisieron conquistarla en varias oportunidades. Como su protección y defensa eran más que urgentes, desde el siglo XVI hasta el XVIII se erigieron las diferentes fortificaciones que rodean actualmente la ciudad.
La ciudad fue, además, sede de virreyes desplazando durante más de 10 años a Santa Fe de Bogotá como capital del Nuevo Reino de Granada. En 1811 Cartagena fue la segunda ciudad de Sudamérica, después de Caracas, en declararse independiente de España. De esta manera comenzaron una serie de sucesos de suma importancia y en los cuales pagaría caro la osadía de enfrentarse al imperio español. Fueron diez años durante los cuales habría tanto victorias como derrotas para lograr la emancipación definitiva.
Cartagena sufrió innumerables bloqueos y sitios por parte de los españoles que querían recuperarla para la corona. El más importante fue el impuesto por Pablo Morillo en 1815. Luego de 3 meses de resistencia, la ciudad se ganaría el título de "ciudad heróica", nombre con el que aún muchos la conocen.
La época republicana la haría caer poco a poco en un período de estancamiento, producto de la pérdida de su carácter comercial. Pero entrado el siglo XX la ciudad renacería de las cenizas para reafirmarse como el puerto turístico más importante del Caribe colombiano.
Recorrido por la ciudad Cartagena ofrece un contraste perfecto entre lo antiguo y lo moderno. El sector histórico es conocido como Ciudad Vieja y es el motor turístico de la urbe. Es una zona enmarcada por las imponentes murallas de casi 11 kilómetros de extensión y que tienen más de 400 años. Como el tránsito de vehículos es restringido, la única manera de conocerla es caminando o en un carro tirado por caballos, lo cual hace más romántico el paseo.
Entrar a la zona vieja es una invitación a perderse en sus estrechas callejuelas, saborear los olores de la época colonial, admirar las fachadas de las casas, observar la fina arquitectura española y dejarse llevar por la magia de sus plazas o la solemnidad de las iglesias.
La puerta principal de la Ciudad Vieja es la Torre del Reloj, de un color amarillo pálido que contrasta con el azul del cielo. La torre da paso a la plaza de los Coches, antiguo sitio de venta de esclavos. A partir de allí sólo hay que dejarse trasladar por el encanto del paso del tiempo.
Una breve caminata llevará al viajero a la plaza de Bolívar con la sombra de sus centenarios árboles y las fuentes que se iluminan al caer la tarde mientras los viejos juegan al ajedrez y al dominó. La plaza está rodeada por la catedral, el edificio de la gobernación y el Palacio de la Inquisición, reconocido como una de las más grandes obras arquitectónicas del siglo XVIII y que debe su nombre al terror impuesto por la Iglesia colonial contra todo aquello considerado hereje.
Para salir de la Ciudad Vieja será necesario traspasar nuevamente las murallas, no sin antes admirar las estrechas ventanas de cara al mar que servían de garitas de vigilancia. Una vez fuera se encontrará otra clásica postal cartagenera: el monumento a la India Catalina en homenaje a la compañera del fundador de la ciudad.
El siguiente paso será llegar al castillo de San Felipe construido en 1536 y reconocido como la mayor fortificación militar levantada por los españoles en las colonias. Para visitarlo es conveniente hacerlo de mañana bien temprano, porque luego el sol cae de lleno y no permite caminar sobre las piedras. Entre sus partes podemos destacar: la entrada principal, la plaza de armas, una garita de guardia, varias galerías subterráneas, emplazamientos de artillería y algunos almacenes de pólvora.
A un kilómetro del castillo y subiendo una colina se encuentra el Convento de la Popa, fundado por los padres agustinos en 1607. Si bien el lugar no se encuentra en buen estado, ofrece una óptima vista de toda la ciudad, lo que lo transforma en uno de los puntos más visitados.
Sol y playa Por razones obvias, 30º de temperatura promedio y rodeada del mar Caribe, Cartagena es una ciudad donde el sol y la arena ocupan un espacio importante en la vida de los turistas. El plan ideal, entonces, es alternar la visita a lugares históricos con paseos al mar. Sin embargo aquí está el mayor déficit de la ciudad, pues sus playas no son buenas, limpias, ni atractivas. Por lo tanto, la alternativa es meterse mar adentro y visitar algunas de las islas que rodean la bahía.
Para abordar una de las embarcaciones hay que ir al muelle de los Pegasos, el único autorizado para transportar viajeros. Uno de los sitios recomendados es Islas del Rosario, a 90 minutos de barco. Para viajar hay gran variedad de opciones, desde excursiones de un solo día hasta la posibilidad de quedarse a dormir en los hoteles que allí se encuentran.
Islas del Rosario es un archipiélago de 27 islas, algunas tan pequeñas que sólo tienen una casa. Declarado parque natural se puede disfrutar de arenas blancas, aguas cristalinas especiales para el buceo y un mar de tonos azul verdoso. Entre los gustos imperdibles está el típico almuerzo cartagenero a la sombra de las palmeras o la visita al acuario para ver el show de delfines y tiburones amaestrados.
Otra alternativa recomendada es la Isla de Baru, más virgen que las de Rosario por su menor desarrollo. Cuenta con hermosas playas de arenas blancas, aguas transparentes y corales multicolores. A Baru se puede llegar tanto por tierra como por mar.
También existe la posibilidad de navegar 45 minutos hasta las playas de Bocachica. Y para los que prefieren quedarse en la ciudad las arenas más famosas del centro son las de Bocagrande, lugar de hoteles, restaurantes y un barrio exclusivo.
Noches románticas La mejor manera de terminar el día en Cartagena es dejarse llevar por el romanticismo de la noche. En la Ciudad Vieja y el sector de Bocagrande están los mejores lugares para trasnochar, disfrutar de la buena música y ambientes apacibles.
Para los enamorados la mejor opción, por lejos, es un paseo a la luz de la luna en carros tirados por caballos. Hay varias opciones de diferente duración y para todos los presupuestos. También está la posibilidad de realizar caminatas por el sector histórico, uno de los más seguros, escuchando las leyendas de las que se alimenta la ciudad.
Datos útiles * Cómo llegar: la manera más rápida es por vía aérea desde Bogotá en un vuelo de una hora y media. El costo del pasaje desde Buenos Aires, con escala en Bogotá incluida, varía entre 400 y 700 dólares de acuerdo a la compañía que se elija.
* Alojamiento: Cartagena ofrece una multiplicidad de alojamientos, desde lujosos hoteles 5 estrellas por 300 dólares la noche, por persona, hasta pequeños y acogedores hostales a 10 dólares. La ciudad también posee los clásicos hoteles "todo incluido", que ofrecen alojamiento y comidas por 60 dólares la noche. Existe, además, la posibilidad de alojarse en las Islas del Rosario y en las islas del archipiélago de San Bernardo, con tarifas que parten de los 50 dólares.
* Gastronomía: la cocina cartagenera es una mezcla de razas: indígenas, españoles y negros. Arroz con coco, cazuela de mariscos, ceviche de camarones y langosta son sólo algunos de los platos recomendados. Un almuerzo típico cuesta no menos de 10 dólares por persona. Para bolsillos más apretados, el mejor lugar es el muelle de los Pegasos, donde venden comida típica y deliciosa en puestos improvisados.
* Obsequios: las mejores artesanías se consiguen en las Bóvedas, aunque los precios suelen ser altos por la presencia de turistas extranjeros. En la galería Cano se pueden comprar objetos de oro fabricados con técnicas indígenas.
* Informes: contactarse con la página web: www.colombia.com enviar nota por e-mail | | Fotos | | Casi un millón de personas viven en Cartagena. | | |