| domingo, 31 de octubre de 2004 | Luz roja. La falla en el Tango 01 y la intrusión de un hombre en la quinta de Olivos dispararon las alarmas La seguridad presidencial jaqueada Después de los episodios que expusieron falencias serias en el sistema, se anunciaron reformas estructurales Los sistemas de seguridad que protegen al presidente y su entorno (familiares, funcionarios) han quedado expuestos de la peor manera, fracasando. Primero fue la falla de una turbina del Tango 01 en pleno vuelo, y después la intrusión de un hombre en la residencia presidencial de Olivos, quien escaló los muros y estuvo dentro del predio unas tres horas y media, hecho este último que dio pie a innumerables hipótesis tanto relacionadas con el protagonista como de sus intenciones.
Como respuesta se ordenaron investigaciones y se anunciaron modificaciones en los sistemas, cambios que incluyen la instalación de cerraduras electrónicas y cámaras de vigilancia tanto en la Casa Rosada como en la residencia de Olivos.
Los sistemas de vigilancia han mostrado su obsolescencia. Las imágenes del intruso en la residencia son borrosas y no permiten una identificación concreta, más allá de las huellas dactilares descubiertas en un vaso que el hombre agarró para tomar agua.
En la Rosada, instalarán una computadora para registrar huellas digitales y cámaras de alta definición. Las puertas que conducen al área presidencial tendrán cerraduras electrónicas que podrán abrirse con los controles de huellas digitales efectuadas al ingreso general.
Las modificaciones en la seguridad habían comenzado a implementarse hace tiempo, pero luego fueron suspendidas por falta de fondos, se precisó.
Sin embargo, no siempre fue así. Cada presidente manejó en forma diferente la cuestión de su seguridad y la de su familia, de la misma manera que cada uno ejerció el gobierno de forma diferente.
Un protagonista estelar Carlos Recanatini tiene 64 años, es comisario mayor retirado de la policía de la provincia de Buenos Aires, es reservista con el grado de mayor de la Fuerza Aérea, y fue jefe del cuerpo de seguridad presidencial durante el gobierno de Carlos Menem y de Fernando de la Rúa. Aceite y agua, así fue la diferencia de su actividad en los dos períodos.
Desde su retiro opina que cuidar a Néstor Kirchner es una tarea muy riesgosa porque el mandatario rompe el protocolo continuamente, y se zambulle entre la gente. "Por eso los golpes de una cámara en la frente, o los pisotones, o las patadas en los tobillos que sufre", dijo Recanatini a La Capital . Consideró que Kirchner "tiene que cobrar conciencia de que es el primer mandatario, de que no toda la gente lo quiere, porque sacó el 22 por ciento de los votos, y de que ha apretado muchos granos y se ha creado muchos enemigos. En la actualidad es muy fácil manejar la hipótesis de un atentado al presidente".
"Con el presidente Menem era un trabajo completamente distinto que con De la Rúa, quien sufrió dos atentados que pasaron desapercibidos. Uno fue cuando acudió al programa de Tinelli, y el otro a la salida del comité radical, cuando un hombre metió medio cuerpo dentro del auto para pegarle", recordó.
Recanatini consideró que lo que pasó en la residencia presidencial "es un tema que va a ir para largo porque se han barajado varias conjeturas".
No le restó importancia a la cuestión. "En caso de haber sido realmente un hecho como lo han presentado; sea un loco, alguien que hizo una apuesta, un profesional que quiso provocar, de las tres maneras, lo que pasó es muy grave. Si no es así, le han querido vender un sapo a la gente para lograr un fin determinado. Desde un punto de vista político, se podría pensar en querer provocar la disolución de la Casa Militar".
"Según lo que se dijo, el intruso ingresó a menos de diez metros de una de las garitas que están situadas sobre los pilares de los muros. Entonces, ¿había alguien en esa garita, estaba despierto el custodio? También se dice que lo ayudaron a entrar. En ese lado donde se produjo el incidente, el hombre tuvo que saltar más de tres metros de altura. Pudo entrar, pero ¿quién lo ayudó a salir después?", se preguntó.
Abundando en las hipótesis sobre el intruso, del que la policía hizo un identikit, se dijo que fue un profesional. "Si así fuese, ¿por qué tomó un vaso con agua y dejó las huellas dactilares estampadas? Por lo menos se hubiera puesto cinta adhesiva en las yemas", aventuró, puntualizando que "este tema se transforma en una situación que puede tornarse un boomerang también".
Un enorme terreno La cuestión de la seguridad del jefe de Estado es un terreno tan enorme que se traslada al avión presidencial.
Recanatini aseguró que el Tango 01 "no aterrizó con ninguna turbina plantada sino con una turbina reducida y la otra a régimen normal. El problema técnico es por el mantenimiento, que ahora está a cargo de un ingeniero aeronáutico civil, cuando siempre fue controlado por la Fuerza Aérea y jamás hubo un problema de esa naturaleza", recordó.
El comisario retirado, al ser consultado sobre qué medidas tomaría él ahora, si estuviese a cargo de la seguridad presidencial, aseguró que lo primero que haría sería "decirle al presidente que lo voy a obedecer en cuanto a los objetivos que él me imponga, pero el camino para llegar a esos objetivos los pongo yo. No aceptaría injerencias políticas, salvo que fuese alguien más idóneo que yo para la tarea". enviar nota por e-mail | | Fotos | | La violación de la seguridad en la residencia presidencial dio pie a las más variadas conjeturas sobre el intruso y sus móviles. | | |