 | lunes, 25 de octubre de 2004 |  | -Dice el dicho popular: "Más vale tarde que nunca". Así que hoy voy a leer una carta que nos envió Alicia Igarteburu de R. Es con motivo del pasado Día de la Madre, pero tiene un simpático y merecido homenaje a los hijos. La carta, breve pero llena de palabras lindas, merece nuestro posterior análisis. Dice así, Candi: "Soy una asidua lectora de sus Charlas en el Café del Bajo...
-¡Qué aguante Alicia Esther!
-...y en estos días he leído cosas muy preciosas en homenaje a las madres; cosas que recibo para mí, que he sido madre de seis hijos criados con mucho esfuerzo por la difícil situación económica en la época que, como he dicho muchas veces, los hijos se criaban "a mano"...
-¡Qué aguante madre!
-...No había pañales descartables, se lavaba y planchaba toda la ropa a mano, en mi caso la ropa la hacía yo mismo en casa, etcétera. Pero con qué alegría realicé todas mis tareas y los amé de todo corazón, aun sobre mis fuerzas. No me estoy homenajeando a mí misma, pues esto lo hacen en distinta medida todas las madres. Quisiera que hubiese un homenaje a los hijos, aquellos que con solicitud cuidan a sus padres, que les ayudan económicamente y que comparten sus puntos de vista para ayudarnos a colocarnos en esta época que a veces nos deja perplejos. Su compañía manifestada con sacrificios en tiempo de enfermedad, por su disposición a darnos ciertos gustos y facilitarnos el camino. En fin ser un verdadero apoyo en la vejez y comprobar que lo hacen no por obligación, sino por espontánea alegría. Hijos así hay muchos; merecen nuestro homenaje, pues traen en la vejez una alegría y descanso que no puede describirse con palabras íMuchas gracias hijos! Los hijos son un don de Dios y a El sea nuestra gratitud todos los días del año".
-No me quiero poner nostálgico y caer en ese lugar común de aquellos quienes volvemos la mirada a un tiempo lejano y decimos como el poeta: "Cualquier tiempo pasado fue mejor". Alicia habla de aquellas madres que criaban sus hijos "a mano". Claro, en algunos hogares ni siquiera teníamos lavarropas y como complemento de las manos apenas si se disponía de una tabla de lavar que se apoyaba en una pileta de cemento grande por donde nadaba el jabón Radical o Federal, aunque a veces si en el almacén de la esquina se conseguía alguno más barato a ese se echaba mano.
-Sí Candi, en aquellas épocas nuestras madres y nuestras abuelas no sabían de "pampers" ajustaditos y suavecitos y había que andar lavando la divina "cacona" de la cría que quedaba pegada en los pañales de algodón sostenidos por chiripás de la misma tela. ¡Pero qué fragancia hermosa! Cuando en alguna terraza de una casa, o en el patio de un conventillo (como el que pasé una buena parte de mi niñez), flameaban al viento los pañales tendidos tremolaba la bandera de la felicidad y la esperanza.
-Las mamis de antes eran cocineras, lavanderas, enfermeras, psicólogas, gerentas de hogar, ¡y modistas! Modistas, sí, tiene usted razón, porque muchas prendas de los chicos se confeccionaban con una tijera, una tiza, un molde y las viejas Singer o Godeco. ¿Se acuerda Alicia? ¡Y había que pedalear eh! Porque las máquinas de coser por entonces no eran eléctricas.
-Pero qué quiere que le diga: la vida parecía más suave, más sosegada, había ciertas certezas, había códigos y más respeto. ¡Ojo! Me refiero a la sociedad en general y no se interprete lo que digo como que las mamás de ahora no sean tan divinas como las de antes ¡no! Nada de eso, porque las madres ayer, hoy y mañana serán siempre adorables y aguantadoras como ellas sola pueden serlo. Sucede que la tecnología y la automatización nos alivió muchas cosas, pero nos puso otros pesos que a veces cuesta cargarlos. Le cuesta a la mamá, al papá, a los hijos, a los tíos, a los abuelos, a los nietos, a todos.
-Yo discrepo en algunas cosas con Rousseau, pero cuando él dice en su obra "El origen de la desigualdad de los hombres", que la tecnología es responsable de tantas angustias (y eso que no conoció ni internet, ni el viaje por el espacio, ni los microchips, ni las nuevas teorías económicas, ni a los bancos mundiales que prestan a los pueblos para tenerlos sometidos y hambrientos) en algo tenía razón. Claro que en definitiva no fue la tecnología la causa de la desigualdad y la tristeza del ser humano, sino el mal empleo de ella y la injusta circunstancia de que no a todos les fuera dada la posibilidad de acceder a tanto progreso.
-El egoísmo, siempre el egoísmo causante de tantos males. Mañana seguimos.
Candi II
[email protected]
| | |  Escorpio - 24/10 al 21/11 | | | |