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 sábado, 23 de octubre de 2004

Aún falta mucho por hacer

Con la ratificación rusa del Protocolo de Kioto, que lo pone en vigencia a escala internacional, se han sentado las bases para la protección planetaria del clima. Pero los países industrializados tienen todavía mucho por hacer.

Muy pocos están en camino de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2012 hasta el punto que acordaron en 1997. E incluso si lo lograran, a juicio de las organizaciones protectoras del medio ambiente, científicos y muchos políticos, eso sigue sin ser suficiente para detener el cambio climático.

Por ejemplo, los 15 antiguos miembros de la Unión Europea se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2012 en un promedio de ocho por ciento en comparación con las emisiones de 1990. Pero hasta 2002 sólo lograron bajarlas 2,9 por ciento. Matemáticamente, para alcanzar la meta con un ritmo parejo debería haberse alcanzado ya el 4,8 por ciento.

Alemania, que ha asumido una gran parte de la reducción en el seno de la UE, debe disminuir sus gases un 21 por ciento y, sobre todo gracias a las reformas en los nuevos estados federados de la antigua RDA, ya llega al 19 por ciento.

Pero Stephan Singer, experto en clima de la organización para la defensa del medio ambiente WWF, se muestra optimista y cree que la UE logrará alcanzar su meta. Para ello expone algunas propuestas que ya están presentadas para votación ante el bloque europeo: por ejemplo, la UE podría determinar estándares para el consumo de energía de coches, frigoríficos, lavadoras, calefacciones o sistemas industriales de propulsión. De este modo, "los nuevos aparatos sólo podrían consumir una cantidad determinada de energía", dice. Así, agrega, al final hasta el consumidor se ahorraría dinero.

Además, antes de la construcción de cualquier nueva central energética se debería investigar si no es mejor ahorrar energía de algún modo.

De acuerdo con el Protocolo, Rusia podrá emitir en 2012 la misma cantidad de gases de efecto invernadero que en 1990. Pero debido al hundimiento de la economía rusa en 2001, sus emisiones en 2001 fueron un 38 por ciento menores.

Gracias a ello, podrá vender "bonos de emisiones" a otros países que desde 1990 han aumentado sensiblemente las suyas, como Italia, Austria o Japón. De este modo, éstos no deberán reducir tanto tales emisiones. "Ese es el precio que hay que pagar para tener un acuerdo globalmente eficaz", señala Singer.

Si Rusia no hubiera ratificado el protocolo, los compromisos sólo habrían sido voluntarios. "El valor a nivel de derecho internacional es mucho más grande que el puramente matemático".

En la denominada Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, los países participantes acordaron mantener el calentamiento de la Tierra dentro de límites tolerables. Algo que a juicio de muchos investigadores sólo es posible si las temperaturas entre 1900 y 2100 sólo suben dos grados centígrados.

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