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 sábado, 23 de octubre de 2004

El rector identificó a varios estudiantes que agredieron a consejeros y autoridades durante la asamblea
La Universidad denunciará penalmente a los alumnos que causaron incidentes
"Quiero que el juez me llame a declarar", dijo Suárez y señaló que el escándalo "fue la gota que rebalsó el vaso"

Laura Vilche / La Capital

El rector de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Ricardo Suárez, presentará la semana próxima una denuncia penal en la Justicia Federal para que se abra una investigación y se identifique a quienes tiraron huevos, escupieron y empujaron a consejeros y directivos durante la Asamblea Universitaria realizada el martes pasado. Esta iniciativa, más el pedido de un sumario administrativo interno por el robo y rotura de una parte del patrimonio de la UNR, serán presentados por Suárez el martes próximo ante los integrantes del Consejo Superior, responsables de determinar las posibles sanciones a los miembros de la comunidad académica involucrados en los incidentes.

En los últimos años hubo otros escándalos similares en la UNR (ver aparte), pero el rector dijo ayer que esta agresión, encabezada por un grupo de alumnos ligado a agrupaciones de izquierda, fue "la gota que rebalsó el vaso". Y agregó que incluso está dispuesto a ir a la Justicia como testigo ya que consideró que es su responsabilidad proteger la integridad física de las personas que fueron agredidas y preservar el patrimonio de la Universidad.

"Tengo a varios estudiantes identificados, pero diré quiénes son sólo ante un juez. Durante la Asamblea estuve ubicado en un lugar privilegiado y presencié todo el desarrollo de los acontecimientos, por eso no quiero que la Justicia se olvide de llamarme a declarar", indicó Suárez.

El rector recordó así los hechos vividos en el salón de actos de Ingeniería esta semana. "Estaba en el estrado con otras autoridades -relató-, y cuando se comenzó a votar muchos alumnos que estaban en el primer piso empezaron a bajar y dirigirse hacia nosotros. Agredían a quienes se cruzaban en el camino y hasta tiraron la mesa donde estábamos".

El rector rescató que gran parte de la comunidad académica -oficialistas y opositores- haya condenado los hechos de violencia. Y confirmó que el gremio no docente, la Federación Universitaria de Rosario (FUR) y varios consejos directivos de distintas facultades expresaron por escrito su repudio. "Tengo muchos años de trabajo en la Universidad, pero no dejo de indignarme por cosas como estas. ¿Qué pretende este pequeño grupo de gente?, ¿que no sesione más la Asamblea? No lo vamos a permitir", advirtió.


Campo de batalla
La última Asamblea Universitaria se reunió con el fin de discutir los presupuestos 2001 y 2002, pero se convirtió en un campo de batalla. Una comisión que durante tres años investigó distintos aspectos de la Universidad (cargos docentes, los programas del Rectorado y el propio producido de cada facultad) presentó su informe.

Allí se resaltó, entre otras cosas, que en esos dos años auditados hubo en el Rectorado "112 nombramientos de cargos docentes en funciones políticas o de gestión sin ningún marco académico y varios programas creados sin fecha de finalización y objetivos claros".

Planteadas las supuestas "irregularidades", los integrantes de la comisión pidieron en la Asamblea que se tratara cada despacho en particular, mientras un grupo de estudiantes ubicados en la tribuna no dejaba de insultar y arrojar bollos de papel mojado a los consejeros sentados en la planta baja.

En medio de las agresiones, un grupo de consejeros opositores se retiró del recinto y el decano de la Facultad de Derecho, Ricardo Silberstein, presentó un proyecto. La iniciativa proponía controlar el propio producido de las facultades (actividades que generan recursos presupuestarios vía extensión universitaria y posgrados). Se llegó a votar a pesar del clima: hubo 140 sufragios en favor de la moción de Silberstein.

Pero para ese entonces algunos estudiantes ubicados bajo los estandartes de los sectores de izquierda Agrupación de Lucha por los Derechos Estudiantiles (Alde) y Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) comenzaron a bajar hacia el escenario tirando harina, huevos, escupitajos y empujando a consejeros y autoridades. El estrado se convirtió en un caos. Volaron sillas, mesas, vidrios y computadoras. La Asamblea se interrumpió. El rector prometió sanciones y ahora será la Justicia Federal la que tendrá la última palabra.

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Así quedó el estrado en la sala de actos.

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