| martes, 12 de octubre de 2004 | Italia, detrás de la medida Roma. - El levantamiento del embargo de armas contra Libia no es sólo para Muammar Khadaffy un motivo de alegría largamente esperado. También Italia lleva mucho esperando este momento. Su primer ministro, Silvio Berlusconi, hace tiempo que inició un proceso de acercamiento al país norafricano.
Los italianos esperan dos cosas de la decisión adoptada en Luxemburgo por los ministros del Exterior de la Unión Europea: buenos negocios y un efectivo apoyo en la lucha contra la inmigración ilegal. De hecho, en su reciente visita a Libia, Berlusconi afirmó: "Nuestros pueblos van a estar a partir de ahora siempre del mismo lado, vamos a ser siempre amigos".
El jefe de gobierno italiano fue uno de los primeros que empezó a hacer campaña a favor de Khadaffy ante Naciones Unidas y la UE. E incluso al rival político de Berlusconi, el todavía presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, le gusta posar junto al mandatario libio. Al fin y al cabo, el antes calificado como malvado dictador está considerado hoy en día un respetado político que ha abjurado definitivamente del terrorismo.
Gracias a la nueva política de amistad con Libia, la antigua potencia colonial que fue Italia tiene ahora vía libre para enviar lanchas rápidas, helicópteros y radares al Estado desértico. Con estos medios se pretende reducir la oleada de inmigración que desde hace años ahoga sobre todo a las sureñas islas italianas de Lampedusa y Pantelleria. Casi el 60 por ciento de los inmigrantes inician su viaje a Italia en Libia. Desde finales de septiembre han llegado a Lampedusa unos 1.800 inmigrantes indocumentados, de los que 1.200 fueron enviados de regreso a Libia. (DPA) enviar nota por e-mail | | |