| martes, 12 de octubre de 2004 | El líder de una dura batalla Reeve se destacó por su constancia y solidaridad En mayo de 1995, Christopher Reeve se fracturó las dos primeras vértebras cervicales al caerse del caballo con el que participaba en un concurso hípico. La caída, casi fatal, lo dejó paralizado a tal punto que sólo podía respirar con asistencia mecánica. Irónicamente, el actor acababa de protagonizar la película para televisión "Above Suspicion", en la que interpretaba a un policía que queda paralizado tras recibir una bala en la columna.
Inicialmente los médicos predijeron que nunca podría mover un músculo de la cabeza para abajo. Sin embargo, gracias a un riguroso programa de ejercicios físicos, Reeve había logrado recuperar parcialmente la fuerza de sus brazos y piernas, y confiaba en que algún día podría volver a caminar. La ayuda material y espiritual de algunos de sus colegas en Hollywood fue fundamental, sobre todo la de su amigo de la juventud Robin Williams.
Reeve trabajó para mejorar la calidad de vida de los discapacitados. Organizó eventos deportivos para minusválidos, al tiempo que buscó la aprobación de leyes federales para permitir el regreso de los discapacitados al trabajo sin que perdieran los beneficios especiales.
También era un defensor de la investigación sobre células madre embrionarias, con las que se podría unir los cordones nerviosos cortados. Su osadía fue tan lejos que demandó al presidente George W. Bush por limitar esa investigación. La última vez que su nombre sonó con fuerza fue en la noche del pasado viernes, durante el segundo debate electoral entre Bush y su rival demócrata, John Kerry. Este alabó al actor como amigo y héroe y prometió que, si es elegido presidente, autorizará la investigación con células madre. enviar nota por e-mail | | |