| martes, 12 de octubre de 2004 | Día de la Raza. Entre el 18 y 22 de este mes se realizará una encuesta de pueblos indígenas En más de 6 mil hogares de la zona viven aborígenes o sus descendientes Así lo define el último censo para el departamento Rosario. Para algunos hoy será una jornada "de duelo" Diego Veiga / La Capital Cuando en 1527 Juan Sebastián Gaboto se internó en el Paraná para profundizar el proceso de colonización comenzó a delinearse el prefacio de una historia con desenlace trágico: la desaparición de la mayor parte de los grupos indígenas que habitaban esta provincia. Así lo describen en un capítulo de la obra "La historia de Rosario" -editada por la UNR- Marina Caputto y Analía Manavella. Hoy, más de 500 años después de aquella conquista, hay aborígenes que están de pie luchando contra la discriminación, realizando continuas migraciones internas para escapar del hambre y viviendo en humildes barriadas. En el último censo poblacional, en 6.337 hogares del departamento Rosario al menos uno de sus integrantes se reconoció descendiente o perteneciente a un pueblo indígena. Para algunos de ellos, el 12 de octubre será "un día de duelo", para otros "una jornada de reflexión para lograr que haya más diálogo entre las distintas culturas".
Cada vez que las mujeres de la comunidad toba viajan al Chaco a visitar a sus parientes regresan a Rosario con el pelo bien negro. A quienes frecuentan los barrios donde viven (Travesía y Juan José Paso, Rouillón y bulevar Seguí) les suele llamar la atención ese detalle. "No tienen canas", sostienen. El secreto de esta fuerte tintura "que suele durar hasta meses" radicaría en un té que preparan con una raíz extraída de los montes chaqueños y que luego pasan por su cabeza.
"Es una costumbre que nunca perdieron, como tantas otras que uno suele descubrir cuando los comienza a conocer de cerca", asegura la historiadora e investigadora en educación en contextos aborígenes Bibiana Pivetta.
Es que la comunidad toba mantiene una lucha diaria con el claro objetivo de no olvidar sus costumbres. Lo mismo hacen los mocovíes, collas, wichies y pilagas que habitan Rosario.
Los primeros llegaron a esta ciudad en 1959 escapando del hambre y la desocupación. Desde esos días hasta la actualidad la migración interna nunca se detuvo. Residen básicamente en dos grandes barrios ubicados al norte y al oeste de la ciudad, más precisamente en la zona de Travesía y Juan José Paso y Rouillón y bulevar Seguí. Tienen sus propias escuelas bilingües donde se esfuerzan a diario por lograr que sus hijos no pierdan su lengua materna, formaron cooperativas de trabajo y 512 años después de la conquista de América siguen buscando relacionarse mejor con "los criollos".
De acuerdo a datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y recabados en el censo poblacional de 2001, en 16.195 hogares de toda la provincia al menos uno de sus integrantes se reconoció como descendiente o perteneciente a un pueblo indígena. En el departamento Rosario, el número de hogares en el que se detectó idéntica situación fue de 6.337.
Ahora, y con el objetivo de "estimar y caracterizar a la población que reside en esos hogares", se realizará la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (Ecpi), que ya comenzó en distintas partes del país y que en la capital provincial y Rosario se llevará adelante entre el 18 y el 22 de este mes.
Según explicó la coordinadora regional indígena de la Ecpi en la zona de Buenos Aires, Entre Ríos y sur de Santa Fe, Rosalía Gutiérrez, la encuesta "será realizada por aborígenes y ya están trabajando como sensibilizadores distintos integrantes de las comunidades. Su función es hablar con quienes serán encuestados y lograr que no pongan reparos para recibir a los encuestadores". Está será la primera vez que se realizará una encuesta de este tipo y permitirá poseer datos de estas comunidades.
"Rosario fue obra de blancos" "Rosario fue obra de blancos, no de indios", destacó Juan Alvarez en "La historia de Rosario". Es que de acuerdo a sus investigaciones, en la zona que hoy ocupa la ciudad "no hay noticias de que hayan aparecido restos de aldeas o paraderos indios".
Para las historiadoras Caputto y Manavella, las primeras intersecciones entre los españoles y los indígenas se produjeron en las tierras que bordeaban el Paraná "a la altura de la confluencia de uno de sus afluentes -el Carcarañá- con uno de sus brazos -el río Coronda-.
En su obra, destacaron que "los especialistas coincidieron en señalar que en el Paraná Inferior vivieron los indios chanás. Más tarde llegaron hasta allí los guaraníes y querandíes, pero las expediciones de Gaboto terminaron por hacer desaparecer a la mayoría de ellos.
Hoy, ningún aborigen olvida esta masacre. "Para nosotros el 12 de octubre es un día de duelo y aún después de tanto tiempo seguimos luchando por insertarnos en la sociedad y no sufrir discriminaciones", asegura el presidente de la Cooperativa de Trabajo Aborigen, Miguel Medina.
No opina lo mismo la descendiente de collas, Rosalía Gutiérrez. "El 12 de octubre tiene que servir para reflexionar sobre cómo vive hoy el indígena. Tenemos que lograr que haya más diálogo entre las distintas culturas y religiones y que nuestros niños no renieguen de sí mismos. El 12 de octubre no es un duelo, vivimos la alegría de que podemos brindarles nuevas cosas a la sociedad", destaca.
Desde la comunidad toba local, Lidia Flores, se muestra más crítica. "Somos descendientes de caciques que fueron torturados y para nosotros el Día de la Raza es un gran duelo", remarca.
Los relatos se suceden y se remontan a más de 500 años, cuando las tierras eran de ellos pero la conquista avanzó para siempre y no entendió de límites. Hoy viven en la periferia de la ciudad y luchan por no perder sus raíces. En Rosario, aún son más de 6 mil. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Hoy, las familias aborígenes y sus descendientes habitan las zonas más marginales. | | |