Los adolescentes argentinos están condicionados por una sociedad que no alcanza a superar la crisis

Se enfrentan a padres castigados por el desempleo y un sistema que les exige constante capacitación

Miedo, angustia y dificultades a la hora de resolver problemas son características cada vez más frecuentes en los adolescentes argentinos, según advirtieron ayer distintos expertos en psicología. Los especialistas coinciden en que los jóvenes viven muy influidos por la crisis socio económica que atraviesa el país y por cierta sensación de fracaso que les trasmiten los adultos que elos tienen como referencia.

Diana Guelar, del porteño Centro Psicológico La Casita, consideró que los adolescentes "no discriminan y viven con la misma angustia la muerte de un abuelo, la pelea con el mejor amigo o el bochazo en una materia. Tienen miedo y muchas dificultades para resolver los problemas que les plantea la vida".

La psicóloga dirige un centro de atención para más de 350 adolescentes de la ciudad de Buenos Aires y es coautora del libro "Adolescencia Ida y Vuelta" junto a Rosina Crispo.

Esa incapacidad para resolver los problemas que se les presentan y de encontrar soluciones posibles es la desesperanza de la que hablan los psicólogos y para Guelar, es consecuencia directa del miedo "a no poder relacionarse con otros, a no conseguir trabajo, a no avanzar en los estudios".

Enfrentados a una generación de padres muy castigados por el desempleo e inmersos en una sociedad que les exige, cada vez más, capacitación y acceso a nuevas tecnologías para no quedar excluidos del mercado laboral, a los jóvenes de hoy les cuesta extender sus expectativas inclusive al futuro más cercano.

Los psicólogos consultados acordaron en que las dificultades que tienen los adultos para construir un proyecto de vida se transmite a los jóvenes y advirtieron que la violencia que temen "es la misma que genera la sociedad en la que vivimos".

"Hace 25 años atrás, si alguien quería ascender en la escala social estudiaba, pero ahora eso no alcanza", afirmó uno de los especialistas en educación del Centro Psicoanalítico DOS, Fernando Osorio.

Osorio explicó que las cifras actuales de desocupación, aún entre profesionales, puso en jaque esa relación directa entre saber universitario y ascenso social, y sostuvo que la educación pasó a ser "un valor desactualizado".


El rol de los padres
"Los padres son quienes tienen que revertir esa sensación de que estudiar no vale la pena", opinó Osorio e instó a "revalorizar la educación e implantar un orden democrático en las escuelas, para que los pibes sientan que son protagonistas de lo que hacen y tengan pertenencia a los espacios que habitan".

Lidia Ferraro, quien hace más de diez años trabaja en talleres de orientación vocacional en escuelas marginales de la zona sur de la Capital Federal, también hizo hincapié en la responsabilidad de los adultos. "Los deseos no están aniquilados, pero faltan oportunidades y éso es lo grave, porque se está poniendo en evidencia que la apatía de los adolescentes no es un problema de ellos, sino del mundo que los adultos les dejamos", opinó.

"La angustia por el futuro siempre estuvo, lo que pasa es que hay futuros más provisorios que otros", destacó la psicóloga y afirmó que "la misma sociedad que condena a los adolescentes, es la que ofrece violencia y adicciones".

"Si algunos pibes viven en clave de tragedia -acotó- es porque maman eso de sus padres y de los medios de comunicación, que no hacen más que ofrecer violencia y después se llenan la boca hablando de Carmen de Patagones". (Télam)

La mayoría de los chicos consultados manifestó su desesperanza respecto del futuro.