"A los chicos no les preocupa la paz, sino la guerra"

-En estos días se abrieron espacios en las escuelas para dialogar sobre lo que pasó, incluyendo mensajes sobre la paz. ¿Qué piensa de esas actividades?

-Esto tiene una trampa. Me recuerda a lo ocurrido con lo de la Amia. El tema se llevó -al menos en Buenos Aires- a las escuelas a instancias del Ministerio de Educación, se dio un día para charlar con los niños sobre lo ocurrido. Pero la verdad es que los maestros no podían salir de los diez mandamientos. Y cuando un niño preguntó qué es el Islam, qué pasa en Israel, por qué el atentado en la Argentina, faltó un relato creíble. Quiero decir que si el discurso de la paz ahora será "amarse los unos a los otros", bueno ya tenemos las iglesias para eso.

-¿Qué debe hacerse entonces?

-La escuela no está concebida para dialogar. Está concebida para enseñar, el chico no está visto como un ser constituido en un diálogo sino como una estructura cognitiva que procesa información, y entonces lo que se evalúa es si entendió o no la explicación del profesor. Es preciso entender que los niños y jóvenes para sostenerse necesitan de un adulto que los acompañe. Hasta ahora acompañaban trayendo el pan a la casa y dando cuatro pautas generales, ahora se exigen otros modelos, porque nuestros adolescentes exigen diálogo, comunicación, cuestionan, preguntan y no se conforman. No se trata de que los adultos hablemos la jerga adolescente, sino entender que en la escuela hay temas que realmente son tabúes: la droga, la muerte, el sexo. Ellos no están preocupados por la paz sino por la guerra, por lo "contradictorio" de un Bush que en nombre del bien de su nación arrasa con el pueblo de Irak. Es necesario ver que la brecha entre adolescentes y adultos está agonizando. Y esto también es peligroso, porque si hay una cosa que la psicología puede afirmar contundentemente es que somos la única especie animal que necesita del otro para sobrevivir, y el otro debe ser un otro experto, no un igual, porque el igual es un colega. Los chicos necesitan más que nunca maestros, educadores, la experiencia que los sostenga y los marque.