Murió el poeta costumbrista El Andariego

Gregorio Sogno / La Capital

San Gregorio. - La muerte del escritor Pedro Pablo Rodríguez, un costumbrista autodidacta, conocido en los festivales folclóricos y jineteadas como El Andariego enluta a San Gregorio. Víctima de un mal que lo aquejaba de hace tiempo, la vida de este poeta que le escribió a las cosas nuestras se fue apagando de a poco, ayer hubiera cumplido 74 años.

Nacido en San Gregorio, llevó a este pueblo por cada rincón del país. Hasta segundo año cursó en la escuela Mitre, pero luego tuvo que trabajar. Se inició como boyerito en chacras y campamentos, siendo en éstos donde más tiempo estuvo y donde logró sus primeros contactos con el quehacer rural.

De su época de boyero en las carreras conservaba gratos recuerdos y vivencias. En esos años nacieron sus ansias de conocer caminos para dar rienda suelta a sus sueños de poeta.En 1974 publicó en mimeógrafo su primer trabajo "Versos gauchos", con una tirada de dos mil ejemplares. Por andar de camino en camino, alguien lo bautizó como El Andariego, nombre con el que se lo llegó a conocer en todo el país, sobre todo en los centros donde la tradición criolla está a flor de piel.

Era una postal clásica verlo todos los años en los festivales Jesús María, Cosquín, Carmen de Areco, Baradero y tantos otros importantes de la Argentina y hasta en la República Oriental del Uruguay. De buena estampa, este paisano vestía sombrero sureño, de copa, pañuelo rojo al cuello, rastra de plata con su nombre artístico en letras de oro, cuchillo cruzado en la cintura, bombacha y botas con espuelas, corralera y poncho al hombro, según la ocasión.

Amigo de payadores, recitadores, tropilleros, jinetes, artistas, fue animador de domas. El Andariego editó otras publicaciones como "Clavo de Olor", "Cardos y Margaritas" y por muchos años la revista "A lonja y espuela". Su mayor obra fue "Sangre gaucha", de 1999, una excelente recopilación de su labor que incluye más mil trabajos.

Quedó trunco lo que iba a ser su nuevo libro: "Memorias del camino". En su obra "Adiós al tropero" refleja tal vez cómo iba a ser su despedida: "Voy en el último viaje, despacio, sin hacer ruido, el cencerro en su gañido me ayuda a juntar coraje, por eso canto al gauchaje de mi tierra tan querida. Mi guitarra queda herida y en luto está su bordón, porque ven en mi corazón llorando en la despedida".

Pedro Rodríguez, asiduo asistente a festivales.