| viernes, 10 de septiembre de 2004 | Contaminación sonora Sin atreverme a agregar nada a lo dicho en su carta por la doctora Mirta Guelman de Javkin (a quien aprecio y respeto profundamente), quisiera manifestar que, a la contaminación ambiental producida por el humo de las islas, debemos sumar la contaminación sonora, que padecemos todos los rosarinos y en especial en horario nocturno los vecinos de bares con música y confiterías. Por mi experiencia personal, puedo decir que la salud de los vecinos se ve seriamente afectada por la falta de sueño, el estrés, ir a trabajar sin dormir, tomar tranquilizantes como única forma de conciliar el sueño y todo lo que esto conlleva. La Constitución dice en su artículo 41: "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano". Las autoridades deberían ocuparse de que esto se cumpla y no ignorarlo. Aquí, las leyes de Federico II (quien contravenía las leyes para mantener la pureza del aire y debía depositar un augustal en el palacio del emperador de Roma) que refiere la doctora se cumplen al revés: quien contraviene deposita un augustal, pero no precisamente en el Palacio de los Leones. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? No sé, pero seguro que fue más silencioso.
Marta Naveira
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