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 lunes, 06 de septiembre de 2004

Matanza en Rusia. Se repetiría lo que pasó en 2002 con la toma del teatro
La tragedia de Beslán no afectaría a Putin
A diferencia de Occidente, la opinión pública no acostumbra a "pasar factura" al gobierno por estos hechos

Rodrigo Fernández / El País

Moscú. -La terrible tragedia que se desarrolló el viernes en la escuela número uno de Beslán y dejó cientos de muertos seguramente habría desencadenado una gran crisis gubernamental en otro país europeo que no fuera Rusia y habría golpeado la popularidad del jefe de Estado, responsable -al menos políticamente- de la operación. Vladimir Putin, sin embargo, difícilmente saldrá debilitado a consecuencia de lo ocurrido en Osetia del Norte y su popularidad se mantendrá tan alta como hasta ahora. ¿Cómo explicar esta situación?

"Los últimos atentados terroristas por supuesto que no pueden conducir a una crisis del sistema político. Lo que sucede en Chechenia y a causa de Chechenia sigue siendo visto como algo marginal. Por ello, los atentados, por muy sangrientos que sean, no son capaces ni siquiera de hacer caer al gobierno", dice Lilia Shevtsova, politóloga del Centro Carnegie moscovita.

"Sabemos cómo pagó el gobierno español, que mintió a la sociedad sobre los atentados (del 11-M), pero en Rusia, desgraciadamente, no hay una tradición de pasar factura ni por las mentiras ni por los fracasos", agrega.

Alexei Simonov, director de la fundación Defensa de la Transparencia Informativa, sostiene, por su parte, que "la opinión pública no desempeña ningún papel en la vida del país y no influye en la toma de decisiones. Ahora hay un solo punto de vista sobre todos los más importantes acontecimientos: el oficial", señala.

En efecto, prácticamente nadie cuestiona la versión oficial de lo ocurrido en Beslán. Y ni siquiera después del uso de un gas letal en el teatro moscovita de Dubrovka, hace dos años, la popularidad de Putin disminuyó. No es sólo porque el ruso en general está acostumbrado a los gobernantes duros -los que gustan a la mayoría de la población-, sino también porque, por sacrílego que suene, al final todo se reduce a una cuestión de matemáticas. Si como resultado de una "operación de rescate" perecen menos personas de las que son salvadas, entonces significa que el balance es positivo y el asalto puede ser presentado como una victoria.

Así sucedió en Dubrovka, donde murieron 129 espectadores, pero se salvaron muchos más, ya que en el interior del teatro había cerca de 900. Con la escuela de Beslán probablemente sucederá algo similar. Si la tarea de las autoridades era minimizar el número de rehenes antes del asalto, después de él hay que maximizarlo. Cuantos más mejor, ya que el porcentaje de pérdidas será menor. Si antes decían que había cerca de 350 rehenes, ya reconocen 1.200.

Si la popularidad de Putin seguramente no se verá afectada en el interior del país por la tragedia de Beslán, en el extranjero el líder ruso no tendrá las cosas tan fáciles y su prestigio puede sufrir a pesar del apoyo que le han prestado los dirigentes de los países occidentales. Bernard Bot, ministro de Exteriores de Holanda, en nombre de la presidencia de la Unión Europea, dijo que querría saber cómo pudo haber sucedido esa tragedia con tantas víctimas inocentes.

Rusia reaccionó indignada a las declaraciones de Bot, interpretadas como una exigencia de explicaciones. El jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, señaló que si había que pedir explicaciones a alguien era a los países de la UE, en cuyos territorios se han "atrincherado" personajes como Zakayev, directamente ligados a los terroristas. Zakayev es el representante del líder independentista Aslán Masjadov en Europa. Rusia trató de extraditarlo de Dinamarca y del Reino Unido, pero perdió los respectivos juicios.

Mientras, rusos y separatistas continúan su guerra de desinformación en Chechenia. Los rebeldes informaron ayer que habían comenzado las "detenciones masivas" de los parientes de Masjadov. Los rusos, por su parte, afirman que desbarataron una serie de atentados que Masjadov y Shamil Basayev planeaban contra sus parientes para culpar de ellos a los servicios secretos.

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El dolor de los familiares al reconocer a una víctima.

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