Daniel Barenboim añora su infancia y sus afectos

Para el director, los sonidos son algo efímero

"El sonido no vive en este mundo", aseguró el músico, pianista y director argentino Daniel Barenboim, en declaraciones al diario catalán La Vanguardia de ayer.

"Hay que entender que el sonido es algo efímero, que no vive en este mundo; lo primero que hay que entender es que el músico trae al mundo, en el sentido físico de la palabra y no metafísico, sonidos que luego desaparecen", explicó este músico que cuenta con nacionalidad argentina, israelí y española.

Hijo de concertistas de piano de origen ruso, y nacido en Buenos Aires hace 62 años, dio su primer recital a los siete años y a los diez debutó en París. A los 11 fue solista en la Orquesta Filarmónica de Israel y a los 13 grabó su primer disco.

"De niño me encantaba tocar para la gente y me sigue encantando", dijo el que fuera niño prodigio. Aunque considera que ahora el prodigio no existe y queda el niño. Barenboim reconoció que detesta el término "interpretación" porque Brahms, Mozart, Beethoven "o quien sea, no necesitan intérpretes; el idioma en el cual escribieron es universal".

"El recuerdo más antiguo que tengo de Buenos Aires es el de salir a la calle y darme cuenta de que no todo el mundo tocaba el piano. En mi casa, cada vez que sonaba el timbre era porque alguien venía a una clase que impartían tanto mi madre como mi padre y no conocía gente que no tocara el piano; pensaba que todo el mundo lo hacía y no comprendía cómo era posible vivir sin tocar el piano", añadió Barenboim.

El que fuera director de la Orquesta de París, reconoció que "sin la música me hubiera sido mucho más difícil superar el proceso y la muerte de mi mujer". Barenboim enviudó de Jacqueline du Pre, una gran chelista. Su segunda esposa es la pianista rusa Elena Bashkirova. Tiene dos hijos; uno, primer violín de su orquesta y otro dedicado al hip-hop.

El director Daniel Barenboim.