Estrenan filmes nacionales en muestras no competitivas del Festival de Venecia

Agresti: "En el cine argentino no se hace nada realmente nuevo"

El cineasta lanzó polémicas declaraciones en el marco de la presentación de su película "Un mundo menos peor"

María Luz Climent Mascarell

Hay palabras que son nudo de polémica de por sí, pero mucho más cuando surgen en medio de un contexto determinado. El realizador argentino Alejandro Agresti, de él se trata, dijo ayer en el Festival de Venecia, donde estrenó "Un mundo menos peor", que en el cine argentino "no se está haciendo nada nuevo". La frase seguramente encenderá la mecha entre las nuevas generaciones de cineastas argentinos que, entre aciertos y errores, tratan de darle una nueva cara al cine nacional.

Pese a ser la cinematografía más solicitada en los grandes festivales y haber sorprendido por su inagotable productividad, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones políticas y sociales del país, Agresti estima que no hay innovación.

"En Argentina hay mucho talento. Hay una gran creatividad y gran entusiasmo. Pero yo creo que el cine argentino no está haciendo nada nuevo", señaló el cineasta, quien proyecta su último largometraje en la sección Orizzonti, la misma en la que hoy se mostrará "Familia rodante", de Pablo Trapero.

A su juicio, el boom que las producciones de su país están experimentando en los certámenes de cine se debe principalmente a que sigue mostrando lo que otros dejaron de mostrar.

"El cine argentino resalta hoy en día por hacer ciertas cosas que los demás dejaron de hacer. Seguimos encarando los personajes, ciertos valores y ciertos sentimientos que el cine perdió en general", argumentó.

Agresti explicó que el título del filme presentado ayer contiene también su espíritu: "Tratemos de valorar lo que tenemos y de no seguir haciendo un mundo peor", dijo. En la política, continuó, "nos prometen un mundo mejor y al final lo que nos dan es algo peor a lo que ya teníamos".

"Un mundo menos peor", gira en torno a una mujer (Mónica Galán) que descubre que su marido, al que creía muerto, vive en un pequeño pueblo del sur de Argentina.

Julieta Cardinali, Carlos Roffe y Ulises Dumont completan el reparto de esta cinta que, según Agresti (ganador de una Concha de Oro con "El viento se llevó lo qué"), nace de un mismo estado de ánimo que "Valentín", su anterior película.

Agresti considera que un cineasta, un músico o un pintor cumplen una función social, la de hacer creer a través de su obra que existe la posibilidad de vivir y tener un mundo mejor. "Hacer sentir a la gente que es maravilloso ser un ser humano. Eso es lo que a mí me dan los artistas", concluyó.

Para el director, el arte se está mezclando demasiado con la política y pone como ejemplo de ello el documental anti Bush "Farenheit 9/11" del estadounidense Michael Moore, que personalmente le hace cuestionarse dónde está la función del artista.

"Por más que sea muy buena la película y muy informativa sobre ciertas cosas, no da ninguna solución ni ningún elemento artístico que podamos decir que nos sirve como personas", explicó.

"Quiero hacer películas que sean apasionadas, que hablen del universo, de pequeños personajes y que nos den esperanza, cosa que hoy en día es algo casi estúpido para algunos".

Alejandro Agresti destacó el rescate sentimental en nuestra filmografía.