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 lunes, 06 de septiembre de 2004

La reflexión del cine argentino a una década del brutal atentado a la Amia
El filme recién estrenado cuenta una decena de relatos dirigidos por Sorín, Caetano y Burman, entre otros

Pablo Rovito, uno de los productores generales de "18-J", el filme que reúne diez cortometrajes sobre el atentado a la Amia y que se estrenó el último jueves en Rosario, consideró que la película "es una respuesta de la gente del cine a la absoluta impunidad que todavía impera en relación a esa brutal agresión que sacudió a la sociedad argentina".

La exhibición del filme coincide con los 10 años del atentando y también con el momento en que la Justicia absolvió a los 22 acusados de la causa. "Hay otro tema central que nos movilizó a este emprendimiento -destacó Rovito- y era la necesidad de no reducir esa tragedia a un problema de la comunidad judía cuando se trató de un atentado político contra toda la sociedad argentina, contra la humanidad".

El listado de historias incluye "86", de Adrián Caetano (con producción de Universidad Nacional de Tres de Febrero); otro sin título de Daniel Burman (de BD Cine); "Mitzvah", de Lucía Cedrón (de Cinetauro); "La llamada", de Alberto Lecchi (de Zarlek Producciones); "La divina comedia", de Juan Bautista Stagnaro (de Aleph Media) y "La ira de Dios", de Marcelo Schapces (de Kaos). El filme reúne, además, "Lacrimosa", de Mauricio Wainrot (de Cinema Digital); "Sorpresa", de Adrián Suar (de Pol-ka); "Vergüenza", de Alejandro Doria (Patagonik Film Group); y "La memoria", de Carlos Sorín (de El Puente Producciones).

"Desde el principio trabajamos el diseño de producción con libertad creativa absoluta, convocando a las empresas a partir del más amplio criterio de heterogeneidad, y fueron ellas las que llamaron a los directores", repasó el productor en charla con la agencia Télam. Pese a esa amplitud creativa y estética, apuntó que "todas las historias fueron tomadas con el mismo tipo de cámara y reveladas en el mismo laboratorio para ayudar a que no se trate de 10 cortos pegados, sino a que se vertebren narrando una historia".

Mentor e impulsor del proyecto junto a los también productores Fernando Soklowicz, Oscar Azar y Pablo Doudchitzky, Rovito resaltó el carácter solidario y benéfico del emprendimiento. Sin querer salir del costado más agradable del asombro, apuntó que "a la hora de la realización sumamos la generosidad absoluta de productoras y directores y, ahora en la etapa de comercialización, se está repitiendo esa reconfortante situación".

Adriana Aizemberg, protagonista del episodio de Lucía Cedrón, en el que un matrimonio espera viajar a Israel a visitar a su hija, mientras el atentado da una vuelta de tuerca a la historia, es escéptica en cuanto a que el caso se esclarezca. "La Justicia en este país fue absolutamente ineficaz y los culpables deberían haber pagado todo lo que hicieron, tanto dolor que causaron, a judíos y a no judíos; hubo complicidad oficial en aquel momento y creo que en realidad no se los va a encontrar nunca", señaló.

En cuanto a la película dijo: "Tuve la suerte de que me convocaran y que el guión de Lucía me haya gustado muchísimo, ya que es una chica joven, que no es judía, pero en sólo diez minutos pudo resumir una historia. Ella tiene una mirada distinta, de una persona joven, porque lo que sucedió no pertenece sólo a la comunidad judía sino que nos hirió a todos los argentinos".

Por su parte, Norman Erlich, su marido en la ficción, destacó la escena diaria, cotidiana, que juegan entre ambos y que será una de las últimas que tendrán en vida, "ya que el departamento del matrimonio queda en la esquina de la Amia, y es todo lo que puedo decir". El cómico devenido actor también comentó ser muy "descreído de todos los actos de la Justicia en la Argentina; con la embajada de Israel no se hizo nada y tampoco con la Amia".

"En el momento del hecho se borraron todas las huellas, se eliminó todo lo que pudiera dar pistas, se destruyó todo lo posible; entonces, ¿qué se puede esperar a diez años de distancia? Ya la época infame se encargó de borrar lo sucedido".

Carlos Sorín, director del episodio "La memoria", que cierra con marcada emoción el filme con el solo recurso de las fotos de los muertos, destacó que para su corto "no quería hacer ficción; quería encararlo como documental, pero sin usar el material visto en televisión. Decidí trabajar con las fotos de las víctimas, cuando ellos eran felices y tenían expectativas, cuando vivían; así están todas, una a continuación de otra, y el efecto producido me parece bastante intenso", añadió.

El realizador de "Historias mínimas" y la inminente "El perro", dijo que su recurso "transforma el número de 85 víctimas en gente real y no sólo eso: gente igual a nosotros". Sorín destacó además la importancia de "18-J" para mantener la memoria y desterrar futuros horrores, pero ante la pregunta sobre si espera que la Justicia argentina dilucide el caso fue taxativo: "No. Pienso que no".

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Un viaje a Israel es interrumpido por el atentado en el corto de Lucía Cedrón.

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