| lunes, 06 de septiembre de 2004 | Cansados y agobiados En Evaristo Carriego al 400 (Urquiza al 4700), a las 21 o 21.30, comienzan a entrar camiones, ya que allí opera una hormigonera. Un cartel al filo del cordón de la vereda dice: "Atención, cuidado, a 50 metros entrada y salida de camiones, evite accidentes". También hay un semáforo a modo de advertencia prendiéndose la luz roja cuando sale un camión y verde cuando se puede pasar junto a una chicharra. Los vecinos del barrio se encuentran agobiados y cansados de que frente a la misma haya estacionados gran cantidad de camiones, lo cual hace que muchos de ellos dejen caer a la calle materia prima que sirve para elaboración del hormigón (arena, cemento, piedra). Un operario diariamente debe vallar la calle, señalizar y barrer la misma con un escobillón. Estos camiones frecuentan todos los días, inclusive sábados, domingos y feriados. A las 6.30, la hormigonera se pone en marcha y los camiones comienzan a circular, produciendo temblores de puertas y ventanas de viviendas linderas. Esto trae aparejado una gran cantidad de polvo, tierra, cemento y arena que vuela con el viento. ¿Hasta cuándo los barrios sometidos a la marginación deben tener que sostener el progreso de la ciudad? ¿Qué pasa, los vecinos no pagan los impuestos igual que los otros? Pedimos a las autoridades que tomen cartas en el asunto antes que sea demasiado tarde. Se puede llevar la planta procesadora de hormigón a otro lugar más alejado de las viviendas.
Alejandro Martín
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