| lunes, 30 de agosto de 2004 | Una ciudad, dos mundos La whiskería La Luciérnaga III es uno de los tantos bares nocturnos que se alzan sobre las rutas de la provincia y que son fáciles de identificar en los suburbios de cada pueblo santafesino. Allí llegan prostitutas desde distintos lugares para ejercer su oficio sin ningún tipo de autorización y con la intención de ganarse unos pocos pesos que le permitan soñar con una vida mejor. Pero como estos locales son ilegales, para prender sus luces noche a noche, reciben un guiño de las autoridades policiales y políticas, algo que habitualmente tiene una contraprestación de los dueños del burdel.
"Hace bastante tiempo que funciona. Los fines de semana observamos autos estacionados y las chicas están todo el fin de semana en esa casa", certificaron algunos de los pocos vecinos de La Luciérnaga.
Algunas casas aisladas, una parrilla y restaurante a 100 metros y algunas quintas de fin de semana dan marco al paisaje del lugar. Muy cerca de allí la realidad es otra. En el casco urbano de Las Rosas, ayer se festejó el día de la Patrona del Pueblo, Santa Rosa de Lima. Por eso hubo un desfile cívico militar y quedó habilitada una muestra comercial, industrial e institucional. Pero ese es otro mundo, el de la legalidad. enviar nota por e-mail | | |