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 lunes, 30 de agosto de 2004

Asesinan a sangre fría al encargado de un burdel después de robar $300
El alevoso homicidio fue perpetrado delante de cuatro prostitutas y dos parroquianos que nada pudieron hacer

Walter Gasparetti / La Capital

Las Rosas.- Quienes estaban en la whiskería La Luciérnaga III, un bar nocturno en el que trabajan por lo menos cuatro prostitutas, pensaron que los dos jóvenes que ingresaron con la intención de tomar una cerveza buscaban sólo diversión en compañía de una mujer. Pero se equivocaron. Luego de algunos minutos lo que desnudaron no fueron sus cuerpos sino sus intenciones delictivas: robaron 300 pesos de la caja y asesinaron de un disparo a sangre fría al encargado del local. Después, ante la consternación de las mujeres, se fugaron en un auto que hasta anoche nadie pudo identificar.

Antonio Ezequiel Umere tenía 27 años y era oriundo de la ciudad de Santa Fe. Hacía unos pocos meses que había sido designado como responsable de La Luciérnaga III, una vieja casa semirrural ubicada a unos 150 metros de la ruta 34, en la intersección de las calles Argentina y Belgrano, donde hace mucho tiempo funciona una whiskería y ejercen la prostitución jóvenes mujeres.

La madrugada de ayer, Umere estaba acompañado por cuatro prostitutas y dos parroquianos cuando otros dos hombres ingresaron a la whiskería y enseguida, desde la mesa que ocuparon, pidieron una cerveza. Entonces, como es costumbre en estos locales donde habita el submundo de la prostitución humilde, una de las jóvenes se les acercó para conversar. Pero los parroquianos inmediatamente dejaron en claro el propósito que perseguían.

Uno de los hombres asumió la voz de mando y acallando la música que invadía el oscuro lugar pidió a los ocupantes del bar que se tiraran al piso, mientras su acompañante caminó hacia el mostrador y se apoderó de 300 pesos de la caja. Pero el botín les pareció poco a los delincuentes, que a gritos increparon a Umere para que les entregara el resto.

El encargado del burdel dijo una y otra vez que no tenía nada más. Pero la respuesta no conformó a los ladrones. Así, el que había robado el dinero de la caja se acercó a Umere, lo tomó fuertemente del pelo, lo hizo agachar y sin mediar más palabras le disparó en la cara a sangre fría. Después, mientras el piso se teñía de sangre, los autores del bestial atraco encerraron a las jóvenes y a los parroquianos en una pieza.

Cuando la policía llegó al lugar, supo por los testimonios que ambos delincuentes eran jóvenes y de baja estatura. También que uno de ellos llevaba el cabello largo, recogido en la parte de atrás, en tanto que quien lo secundaba tenía el cabello corto.

En rigor, esas son las escasas pistas con las que cuentan los investigadores para esclarecer el caso. Casi nada. "No va a ser un caso fácil, por eso pedimos que si alguien vio el vehículo brinde esa información lo antes posible en la jefatura de Las Rosas", dijo a La Capital uno de los policías que investiga el homicidio.

La mañana de ayer, mientras los investigadores trabajaban en el lugar, la madre de Umere y las jóvenes que presenciaron el crimen estaban conmocionadas y casi no podían esbozar palabras. "Todo lo que sabemos se lo hemos dicho a la policía. Lo único que nos preocupa es que aún no nos entregaron el cuerpo de Antonio", dijeron al ser entrevistadas por este diario. Y arrojaron un dato que, al menos, parece una punta de ese difícil ovillo a desenredar: "Era la primera vez que esas personas ingresaban a este lugar".

Los restos de la víctima fueron trasladados al Instituto Médico Legal de Rosario para que se le practique una autopsia, según ordenó la jueza de Instrucción de Cañada de Gómez, Ana María Bardote.

Las jóvenes, de entre 21 y 27 años, oriundas de Las Rosas, Clorinda, Posadas y Santa Fe, y los dos parroquianos, de 38 y 51 años, fueron trasladados en tanto a la sede policial para que aporten información tendiente a esclarecer el caso. También secuestraron la botella de cerveza que dejaron sobre la mesa para que se tomen las huellas dactilares en la sección criminalística. Como el impacto de bala no tuvo orificio de salida, los investigadores tampoco saben hasta el momento el calibre del arma utilizada.

Tras conocerse el caso, la policía de Las Rosas ordenó rápidamente un operativo cerrojo en la zona. A las pocas horas demoraron a cuatro ocupantes de un Renault 18, de color blanco, que previamente no habían acatado la orden de detención en la ruta 34, pero los investigadores afirmaron que fueron dejados en libertad "porque esa personas no respondían a las características que citaron los testigos".

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Una casa vieja, una luz roja y un letrero identifican el escenario del brutal homicidio.

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